Sólo me falta un cigarrillo. Como hace un par de días que no
escribo y el mono ha ido en crescendo, he abandonado todo, casa y tele, y me he
venido al aire acondicionado de mi rincón de palabras. He tirado la casa por la
ventana (frase muy hecha ;)) y me he pedido una copa bien fría de vino blanco,
seco, muy seco y me encuentro como Hemingway, pero sin Bodeguita del Medio. Qué
bien se está, la sensación es como cuando aprieta tanto el calor y después de
un buen rato tendida al sol te tiras de cabeza en el mar. El aire acondicionado
hace su efecto, se me despierta poco a poco
el pensamiento y mis manos corren diestramente a apretar las teclas
necesarias para que al final tenga un texto. El día ha sido duro, muy duro si
tengo en cuenta el calor que he pasado. Me he arrastrado por la jornada laboral
con ganas de llegar a sentir la noche, deseosa al menos de las horas en las que
el sol ataca nuestras antípodas. Qué lentas las horas de luz. Qué lento mi
derretido pensamiento. Como una iguana se queda quieta para cargarse de
energía, yo me he quedado quieta para descargarme de ella.
Por fin aquí, hermosa morgue del calor.
1 comentario:
¡caray, qué suerte! en esta morgue hace todavía un frío que pela
besos,
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