La vida es una gran cenefa de tópicos por los que ir
caminando sin tener que tocar el suelo. Cada vez que salto de uno a otro corro
el peligro de caer directamente en el suelo y descubrir mi propia realidad, esa
que ni el espejo se atreve a mostrar. Y, ante el miedo de que esto ocurra,
convierto mi caminar en una maratón existencial y fluyo por el mundo dejando
como huella el cieno a cada paso vacuo que doy. Ardua tarea ir recogiendo los
sentimientos desbordados que se me derraman en plena minusvalía emocional. ¿Cómo salir airosa de esta vida? No quiero
que mi reflejo me muestre unos ojos desheredados de amor. Sé que me hallo en el
vestíbulo de la trascendencia e impera tomar una decisión: será mirarte a los
ojos con orgullo y ternura, que siempre resulta una buena mezcla de
sentimientos.
3 comentarios:
Da la vuelta a la cenefa y descubrirás un camino virgen. Está ahí, pero a nadie se le ocurre mirar.
Por si sirve, un abrazo
creo que hay tantas maneras de afrontar el miedo como personas, es decir infinitas, y todas válidas
un beso muy especial,
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