Me despierto en mitad de la noche con miedo a encontrar el
vacío que acompaña en silencio mis oscuridades. No quiero abrir los ojos porque
temo ver fantasmas conocidos rondando mi vigilia. Permanezco quieta rogando a
Morpheo que se apiade de mí y me devuelva al país de los sueños. Mi respiración
se acelera. Inminente es el momento de la verdad. Mi alma temblorosa traga
saliva haciendo acope de valentía para afrontar la tristeza que lleva su propia
soledad. Un instinto hace que separe el brazo izquierdo del cuerpo bajo las
sábanas. Noto calor e ipso facto mi corazón sonríe. Estás durmiendo a mi lado.
Todo esto ocurre en un pequeñísimo tiempo de Plank, el tiempo en que se tarda
en pasar de la inconsciencia a la consciencia, el tiempo en que se tarda, entre
tus brazos, en olvidar la soledad. Gracias, amor mío, por amarme.
5 comentarios:
Cuantas veces me ha pasado y al darme la vuelta encontrar a mi nadadora, que medio dormida, se da la vuelta me coge y me convierto en un niña pequeña...
Ptonets des de la vora del Mar.
ah!!!! los fantasmas!!!
siempre hay que mantenerlos a raya!!
Besos guapa!
Bien!!!
Saludos.
¡qué importante recordar dar las gracias por todo lo bueno que recibimos!
besos,
¡Ays, qué placer cuando se descubre que sigue a tu lado, ¿verdad?!
Un besote
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