Llueve. Y la lluvia te trae conmigo. Sin quererlo. Sin
quererte. Apareces en mi mente y me abrazas el pasado. Llueve. Se oye el repicar
de las gotas en la terraza, en la cortina del tendedero, en la calle. Se oye,
también, los coches como surcan la pátina de agua que cubre el asfalto. Huelo.
Huelo a lluvia, a calle mojada, a chorretones de polución pintados sobre las
paredes de los edificios. Y tú, que ya nunca estarás entre mis brazos, has
vuelto. Te siento bajo el edredón, silente y ausente, noabrazada a mí,
apretujada en mi mente, temiendo y temblando el amorío que surge entre trueno y
rayo. Llueve.
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