Llevo todo el día pensando en el Peine del Viento, una
escultura de Chillida que me quedé sin ver cuando estuve de visita en San
Sebastián porque la estaban rehabilitando. No sé por qué me acuerdo de ella
precisamente hoy.
El caso, es que esta mañana temprano mientras leía un libro
me ha aparecido de sopetón la imagen en mi mente. Por supuesto, ahí se ha
quedado todo el día. Tanto es así que hoy es imposible que escriba sobre otra
cosa pues la visualizo en todas partes.
La idea de peinar el viento me encanta, la encuentro muy
poética. Tanto es así que me ha hecho recordar la danza característica de
Isadora Duncan, una bailarina perseverante en su estilo de danza e
investigadora de nuevos movimientos, precursora de la danza contemporánea.
A veces, mi mente hace conexiones de las que desconozco su
procedencia.
A lo que iba, no tengo ni idea de porqué este monográfico mental,
eso sí: quiero ver el Peine del Viento, tengo esa espinita clavada.
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