Un día gris. Esta vez ha llegado septiembre y ha traído chubascos
y lluvias; hasta un par de tornados. Por suerte y por extraño que parezca, aún
no me ha pillado ninguno en la calle, de chaparrón, me refiero (aún no tengo
síndrome de Doroty).
Ayer me avisaron: “A partir de las ocho de la tarde llueve”
y eso hicimos, nos retiramos cada una a su morada. Y así, pude llevar a cabo mi
acostumbrado, “buenas noches, sol”. En uno de los cómics que leí hace un
tiempo, salía: dos personas tristes que desde el balcón despedían cada tarde
noche al sol. Yo que me sentía así, la soledad a veces puede llegar a ser muy
dura, tomé la costumbre de sentarme en mi pequeño balcón y esperar a que el sol
desapareciera del trocito de cielo que me toca, deseándole cada final de
jornada, buenas noches. Continúo haciéndolo cada vez que coincido en casa a esa
hora.
Llovió mucho más
tarde, pero ni le presté atención. Estaba viendo los últimos capítulos de la
temporada 7 de Orange is the new black. Me llevé una sorpresa al descubrir que
en los tres últimos capítulos de la temporada empezaban a cerrar historias. Eso
quería decir que se acababa la serie. Y así ha sido.
A la una y cuarenta y algo de la madrugada veía el último
capítulo de la serie. Una vez en la cama, dispuesta a dormir, no pude. En mi
cabeza daban vueltas todas esas mujeres y sus historias. Algunas acaban bien y
algunas acaban mal y muchas, cuya situación podría decirse que no acaba bien,
nos proporcionan un final aceptable y sonriente. La historia de la
protagonista, Piper, una historia de amor donde las haya, ha calado bien fuerte
dentro de mí: ese tipo de amor que supera todas las dificultades es el que
quiero vivir yo. Esto lo he descubierto
esta mañana, cuando me he despertado y lo primero que he pensado ha sido en
ellas.
Ahora vuelvo a estar huérfana de serie. Llevo el vacío que
deja el finalizar una que te ha llenado y aportado un millón de ideas y
sensaciones nuevas. Una serie con la que has reído, llorado y te has enfadado. Soy
consciente de que no es una gran serie, y sé perfectamente por qué me gusta: es
la historia de mujeres, me encantan las novelas, películas y series de
personajes femeninos y me hace replantear mi propia vida.
Así que no me queda más que decir: “Buenas noches, Piper y
Alex”.
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