Vivir amarrada a la tristeza, no es realmente vivir. Aunque pueda parecer paradójico, por la pesadumbre del propio sentimiento, se pasa de puntillas por la vida, sin pararse a libar el néctar de cada hecho cotidiano. La luz del día no parece tan nítida como de costumbre, debido solamente a que el corazón se halla bajo el velo oscuro de lo que sentimos. Los ojos, cuya función real es osmótica, filtran de la vida al alma dejando pasar de un medio a otro lo justo para vivir simbióticamente en armonía. No vale ir a buscar aquellas espigas doradas de otras épocas, porque en su lugar solamente encontraremos rastrojos de lo que un día fue y ni por asomo ahora es. Únicamente nos queda romper las ataduras y dejarnos a la deriva de nuestro devenir, que seguro que de venir tú, no sería nada triste.
15 comentarios:
A mi ya me la has arrancado, :)
:-)
Un beso
Igual que a farera, también me has hecho sonreir.
:-))
Me viene muy bien este post Dintel,(no sabes cuánto).
Es cierto, la tristeza es un filtro peligroso y a veces demasiado espeso que no deja pasar la realidad del Ahora...
Me ha gustado mucho.
;)
Pues aquí me tienes...
¡jijijiji!
:D
hola guapa;
una vez leí que la tristeza es la medalla de la madurez.. quien sabe..
besos,
pues eso no paro de decirle yo, que venga, que necesito sonreir...
un beso
Farera, me alegro mucho, y parecía un asunto difícil, arrancar sonrisas...
Blau, besada me hallo y devuelvo otro con sutil gesto.
niña de azucar, me alegro, me alegro. Va surtiendo efecto el post...
leo, ;) (me pongo en breve a ello).
PULGA, nada de tristezas, eh? que no vale la pena salvo que las disfrutes tanto como las alegrías.
Irreverens, ya te veo, ya...
maslama, pero, ¿qué ven mis ojos? La oscura golondrina volvió su nido a colgar y con sus alas en mi blog de nuevo a tocar...
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