Esta mañana me ha despertado con un beso y me ha dicho:
—Te he preparado el desayuno, no te levantes que te lo
traigo a la cama.
Sorprendida, yo, por tanta atención, me he sentado en la
cama y he arreglado bien las sábanas para que pudiera poner sobre ellas la
mesita con patas que me permite desayunar
cómodamente.
No ha tardado en volver con un zumo, dos tostadas ya untadas
con mantequilla y mermelada de kiwi, una tacita de arándanos y un buen té verde
japonés.
—Infusionado dos minutos, como a ti te gusta.
Es que me conoce perfectamente. Se ha sentado a mi lado e
iba leyéndome el diario mientras yo estaba desayunando. Me iba comentando las
noticias que más le llamaban la atención.
Me ha parecido enternecedora la escena. Ella siempre ha
tenido estos detalles.
Cuando he acabado de desayunar, ha doblado el diario, lo ha
dejado sobre la cama al levantarse y me ha retirado la bandeja mesita, no sin
antes juntar sus labios sobre los míos.
—Descansa un poco antes de levantarte, el desayuno sienta
mejor.
La he oído trajinar en la cocina mientras que estaba
recostada con los ojos entornados. Qué sonidos tan familiares, la loza bajo el
agua, chocando con la pila, ella canturreando feliz…
He mirado el reloj. Si no me levantaba y me duchaba rápido
iba a perder el tren.
Cuando he ido a la cocina, he visto que no estaba; he caído
en la cuenta que hace ya seis años que no estamos juntas.
2 comentarios:
Y los sueños...sueños son!!!
Pero sí...me apunto a q me lleven el desayuno a la cama..marchando un zumo..tostadas y un cafe...
Y por favor....q no me despierte nadie..q no quiero empezar el dia torcido..ejem
Noor, yo,de puntillas, para evitar torcimientos... ejem, ejem.
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