Desde su adolescencia, cuando descubrió el primer vestigio de amor, aprendió a vivir moviendo montañas. Todos nos apañamos con la dificultad que suponía esto para estudiar geología y sobre todo para moverte por la zona.
Ahora, de mayor, cuando el tiempo aja en una hasta la esperanza, las montañas dejaron de moverse. Por aquel entonces descubrió que ya nadie la amaría.
Todos tuvimos miedo de que la tierra dejara de rotar, sin embargo la fe sólo se ocupa de las montañas.
9 comentarios:
"abandonad toda fe y esperanza aquellos que atraviesen esta puerta"
Fe, esperanza y algo de "curro" por nuestra parte. Para ser amada hay que amar moviendo montañas, cordilleras o sistemas montañosos.
Y hay que seguir moviéndolas y excavando hondo.
Propongo un congreso internacional para diversoficar las ocupaciones de la fe. Por decreto.
;)
Uff. Hay amores que dan mucho trabajo. Pero, si de verdad se quiere, vale la pena seguir picando.
Dintel, si para amar tengo que ser geóloga, ya te puedes imaginar que viviré sin el.
Besos
Pues yo sigo subiendo montañas. ¡Y lo que te rondaré, morena! ¡jajaja!
:D
que bonito, Dintel...
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