19/8/10

Ella

Llevamos cuatro años de novias (odio esa palabra pero me evita dar explicaciones) y no os voy a mentir, ha habido de todo. Nos queremos, aunque suene cursi. Bueno, yo creo que ella me quiere más a mí. Es cáncer, ya sabéis: se entrega. Se le escapa la pasión por todas partes y yo, ¿qué os voy a decir?, sigo siendo el mismo ser asocial de siempre, cosa que le encanta remarcar en nuestras cenas con amigos. Muchas veces pienso que estoy con ella porque si me voy se moriría de dolor. Otras, en cambio, pienso que no encontraré nada mejor en la vida (a la edad que tengo ya me toca ser práctica). Ella es autosuficiente en todo, no me necesita para nada. Es de nacionalidad cubana aunque ha realizado todos sus estudios, aquí, en San Francisco. No había acabado la carrera y ya se la disputaba más de una empresa. La paradoja consiste en que yo no he tenido que luchar por ella. Es ingeniera y trabaja en una multinacional. Vivimos en un barrio residencial, de esos que tienen su jardín en la parte delantera de la casa y que a penas circulan coches por la calle. El lugar en donde ella quería vivir. Cualquier cosa que se estropee la sabe arreglar. No permite que me encargue de nada; Cocina, estupendamente, limpia la casa y hasta se ocupa de que tenga mi ropa a punto cada día. Ha montado una pequeña red con unos ordenadores que ella misma ha fabricado. Todo el mundo se queja de la conexión de internet. La nuestra, nunca falla. Ha puesto una antena en el tejado. Me explicó para qué, pero si soy sincera, ni la escuché. Con cualquier material fabrica lo que necesita. Lampista, electricista, informática, albañila, carpintera y pareja, seis en una. Tengo un chollo. Ella no es de las que mira el deporte por la tele, no, ella lo practica y a cual mejor. La verdad es que nuestros hobbies coinciden, cosa que me es muy cómoda y hace que me sienta unida a ella (claro que perder ya no tiene importancia, ni llegar dos horas más tarde a la meta, tampoco).

Lo que serían las vacaciones de Semana Santa, se fue a ver a su madre. Yo aproveché para viajar. Volví un día antes que ella y cuando llegó me encontró leyendo en el sofá del comedor. Dejó su mochila apoyada en la puerta. Se acercó y me quitó el libro de las manos, me recostó sobre los cojines y se puso encima de mí. Su beso fue frágil, como si controlara toda su pasión. Pero en cuanto la atraje hacia mí y comprobó que mi deseo coincidía con el suyo, se dejó ir (siempre nos pasaba lo mismo cuando hacía días que no nos veíamos). Hicimos el amor con tranquilidad, tomándonos nuestro tiempo. Debo reconocer que es cuando más la disfruto, cuando nos reencontramos. Al finalizar, se quedó con medio cuerpo sobre el mío, descansando, con esa paz que sólo se alcanza cuando se llega a la saciedad. De repente, se levantó de un salto, como si recordara algo. Se fue hacia su mochila y de una cremallera lateral sacó un bote de pastillas de color naranja y me lo tendió. Acostumbrada como estaba a sus giros temáticos, me dispuse a leer la etiqueta, pero ella me indicó con un gesto de cabeza que lo abriera. Dentro, encontré un anillo de oro blanco con un brillante. Era el de pedida de su madre. Me explicó que habían entrado a robar y se llevaron las joyas y este, por estar en otro cajón, se había salvado. Me estaba pidiendo que me casara con ella. Esas son sus formas.

Le contesté que sí, pero en mi fuero interno estaba llena de dudas. ¿Realmente la quería? Yo a la larga tenía pensado volver a España ya que el tipo de vida americana no me acababa de gustar. No creía que ella me dejara ir. Por otro lado, lo que más me preocupaba era si debía ligarme a alguien que no me despertaba ninguna pasión. Mis otras experiencias, pasionales todas, habían acabado en fracaso. Ahora sé que es porque ya empezaron fracasando. Esa perspectiva la da la edad y es que ya tengo una en que debiera dejarme de tonterías. Ella era lo mejor que tenía y no me apetecía nada empezar a buscar de nuevo. Sabría vivir sin pasión, estos últimos años lo hebía hecho. Lo que me sabía mal era verla intentando complacerme en todo y consumida en deseo. Estaba muy enamorada de mí y a pesar del tiempo que llevabamos juntas no había disminuido en nada, sino todo lo contrario, la intensidad de su sentimiento.

Se fue directamente al ordenador, mientras que yo, con el anillo en una mano y el bote vacío de pastillas en la otra, me perdía en pensamientos. Estuvo un buen rato buscando por Internet hasta que encontró la página que le pareció más adecuada para adquirir nuestros anillos. Nunca se ha fiado de los centros comerciales. Ella compra siempre a través de la red. Envió un e-mail solicitándolos. Al poco tiempo, llegaron por correo unas plantillas rectangulares de plástico con aros de diferente diámetro, marcados cada uno con un numerito. Estuvimos en el sofá mirando cual correspondía a nuestro dedo. Podías separar el aro porque estaba troquelado y cada una nos pusimos la imitación de anillo en el correspondiente dedo. Fue entonces cuando nos miramos. No apartó sus ojos de los míos durante un buen rato, hasta que dulcemente me cogió la mano y con un cuidado más propio del dolor que del cariño, sacó el anillo de mi dedo y después se sacó el suyo. Se levantó y, sin decir nada, se fue a la cocina.

A veces cuando paso por el pasillo me fijo en que ahí quedaron los dos anillos, olvidados en una bandeja. No hemos vuelto a hablar del tema. Creo que, aquel día en que me miró a los ojos, se encontró cara a cara con mi alma. Nunca me ha dicho nada, pero cada noche la veo guardar, abnegada, su pasión y no puedo dejar de pensar que nos hemos vuelto como esas dos alianzas, de plástico.

20 comentarios:

MI HISTORIA... dijo...

Bonito, muy bonito.

farala dijo...

eres como el perro del hortelano, de esas que ni come ni deja comer. vete de vuelta a españa y confía en que encuentre alguien que la quiera de verdad

;))

Raquel dijo...

Creo que lo único que le falta a ella es que en la historia no dices que es tan carismática como tú.

Simply me, myself and I dijo...

Caramba, qué curioso, puedo verme reflejada en vosotras dos, en mi relación con mi ex...

Yo soy la ingeniera (no tan manitas como la tuya, pero me voy arreglando), la que cocina, la que la mimaba, la que la servía...

Pero también soy la que no sentía lo que debería sentir: la que sólo le tenía un inmenso cariño en vez de estar enamorada, y la que no la quería dejar porque sabía que lo pasaría fatal. También soy la que se había resignado a vivir sin pasión, porque ella me quería, y porque yo le tenía cariño y con ella estaba bien.

Pero qué pasó? Que cuando me decepcionó, porque no me daba suficiente y yo necesitaba más, tuve que acabarlo. Y no fue de manera agradable: precisamente por no tenerle más que un gran cariño, cuando descubrí que tenía motivos más poderosos para dejarla que para estar con ella, la ira me invadió y la dejé de una manera horrible.

Con esto te intento decir que si los sentimientos positivos que tienes hacia ella son tan "frágiles" como pueda ser el cariño o la comodida de estar con una persona, el día que te sobrecoja uno negativo (enfado, decepción, resentimiento...), te va a costar un mundo refrenarlo. Yo lo intenté y sólo conseguí hacerme a mí miserable, y con el tiempo, también a ella.

No te digo ni que lo dejes, ni que sigas. Sólo te quería contar mi historia para que te sirva de ejemplo y que estés preparada por si un día te pasa algo parecido.

Un beso y cuida a tu ingeniera, que somos todo un partidazo. ;)

Irreverens dijo...

Veo que todavía hay gente que cree que tus escritos son totalmente autobiográficos... jeje.

Éste me ha gustado mucho, que lo sepas.

Bea Suigeneris dijo...

Ufff, creo que como esa es el 90% de las parejas. Un@ que quiere y otr@ que se deja querer.

Las historias que yo he vivido siempre han sido así. Yo era la que se dejaba querer. Y no, llega un momento en que ambas personas se sienten frustradas, porque todos queremos dar y recibir.

Finalmente estoy sola, y tal vez, esperando que llegue alguien que me haga sentir viva, para darle y recibir. O tal vez no... En cualquier caso, mejor estar sola que vivir así.

Me ha gustado tu escrito.

Besos.

Pena Mexicana dijo...

Muy bueno, me ha gustado... doloroso pero bello :)

María dijo...

¡Finales felices ya! Se me ha encogido el estómago.

Tawaki dijo...

Uff, sí que sois complicadas...

YoMisma dijo...

Supongo que al fin y al cabo la decisión no es poder o no vivir una vida sin pasión, el problema es que sabes que lo harás, y que no morerás un solo dedo por arreglarlo.

Me encanta el relato.

Saludines,
YoMisma

Blau dijo...

Dintel, sobre la no pasión sé mucho, si quieres te llamo y hago una explicación de esas mías que ya conoces.

Besos

Simply me, myself and I dijo...

Ala, ahora me he puesto roja como un tomate... es ficción? Ya me parecía raro este post respecto al resto... Y ya me parecía que quedaba el final demasiado literario para ser contado por una de sus protagonistas... Bueno, pues me alegro de que sea ficción. Ala, un besito!

Anónimo dijo...

Increible, como siempre, sin palabras Dintel, :)

la cocina de frabisa dijo...

Hay personas que no tienen capacidad de querer, no les nace, son así. La verdad es que de dar, darían mucha pena.

Magnífico tu escrito.

He conseguido el libro de "Naturaleza infiel" y ya le he hecho una breve cata, veo que promete.

இலை Bohemia இலை dijo...

Me ha gustado este relato, el principio engancha...

bss

angiie. dijo...

¿qué haces con una persona a la que saber perfectamente que no deseas? no quiero ofenderte con mi pregunta..pero creo que os haceis infelices..

con la cantidad de mujeres que puedes encontrar en cuatro años...

Aniquiladora dijo...

Qué bien narras los sentimientos. Me he quedado atrapada en el texto. Es un tema profundo y muy personal. Prefiero no añadir nada, sólo desearos lo mejor y la más acertada decisión para ambas.

Besosssss.

guada dijo...

uf, me ha dejado impresionada, eres una maestra escribiendo sobre sentimientos, me he sentido uf, no sabría explicar.
precioso, sigue así
besos

oliva dijo...

Está muy bien escrito, a mí también como al resto de comentarista, he disfrutado contemplando vuestro amor y me he entristecido cuando el amor de la ingeniera no es correspondido con el de la protagonista... pero, ohhhh!! es solo ficción. Esto es lo maravilloso de la escritura.

saludos.

illeR dijo...

Que gran historia, esta genial!! Deberias continuarla : )