Quien no tenga un remiendo en el corazón que tire la primera piedra. Porque la vida, queriendo o sin querer, es susceptible de lacerarnos. Sin ser ella la culpable ya que somos nos los que vamos con el corazón a modo de tarjeta de visita. Y luego nos quejamos de que nos lo devuelven sucio, pateado, golpeado, rasgado, ajado e, incluso, roto. Pero qué más da, si el sufrimiento nos hace sentir vivos. Qué bien nos sentimos narrando las desgracias una y otra vez, aquí, allá, recreándolas más y más a medida que las contamos, para que la costumbre no nos aplaque el dolor. Y que rabia reconocer que es cierto lo que digo. Que buscamos la infelicidad para sentirnos vivos pues la felicidad conlleva estabilidad, monotonía y así, en la tranquilidad, no sabemos vivir. Qué sentimiento tan deseado y la par, tan rechazado cuando se llega a adquirir. ¡Es efímera la felicidad!, nos pretendemos convencer. Efímero es el tiempo que nos apetece sentirla.
Yo venía aquí a recomendar este libro, pero cómo esta vez no tengo más que decir que SUBLIME he querido enrollarme un poco con uno de los pensamientos que me ha provocado su lectura.
Por favor, no dejéis de leerlo y ya me diréis.
11 comentarios:
Cómo me gustan estas reflexiones tuyas.
Me alegra que te haya gustado, tiene buena pinta, la verdad pero eso de que buscamos la infelicidad...no se yo...bueno si, esto es como un amigo que cuando se ponía a narrarnos las desgracias estaba como encantado porque jamás le podríamos superar jajajajaja
Si te ha provocado semejante reflexión, es que el libro tiene miga, sí.
:)
Lo leeré, pero a mí me hacen sentir vivo muchas otras cosas preferibles al sufrimiento. Será que no tengo vena masoquista.
Abrazos.
Apunto la sugerencia.... Aunque... opino como tawaki, opto por otras cosas que me hacen sentir más viva, cosas diminutas, y cotidianas, y desgastadas ya por repetirlas en múltiples ocasiones, a saber: café con los amigos, un buen cine, o... como en este caso, un buen libro :)
Reconozco ser de las que van con el corazón en la mano. Y después de mucho sufrir he aprendido a llevarlo en la mano y ser capaz de resguardarlo un poco con la otra. Prefiero esa postura a quien lo tiene a buen recaudo para que no se lo lastimen. Ya sabemos que el equilibrio entre las dos posturas es lo mejor pero en esta vida, quien sea capaz de mantener constantemente el equilibrio que levante la mano, no?
Gracias por la recomendación del libro. Lo leeré.
La felicidad está sobrevalorada. O, mejor, tenemos tanta mala "literatura" metida en las venas, que nos perdemos las decenas de momentos felices que nos ofrece cada día, en el empeño de encontrar una felicidad que, ni es tal, ni tiene porqué serlo.
Como tú siempre nos recomiendas buena literatura, pongo este título en mi lista de espera, en la seguridad de que me proporcionará numerosos momentos felices.
A punto estaba de opinar cuando leí a Mármara... concuerdo con ella. ¿No será que mucha egnte confunde felicidad con euforia?
besos
Pena, es que siempre queremos más y, como bien dice tu antecesora posteadora, nos perdemos multitud de pqueños momentos tremendamente felices mientras ansiamos el APOTEOSIS.
Me cuesta el masoquismo, del que alguna vez fui adicta; pero creo que ahi esta la clave, haber aprendido a no estar ahi al menos a plena voluntad.
La felicidad no es más que una fiesta de cumpleaños en el BurgerKing y que te regalen la corona. Qué harta estoy de esa b´squeda estúpida. Que no, que no hay que buscar nada, que hay aprender y gozar en el camino. Vosotras créeis que en una existencia que nos lleVa irremediablemente a la muerte,podemos ser tan ilusos de querer encontrar "eso"????
No, por dios!!!!!!no!
Publicar un comentario