10/9/11

La fuerza de la costumbre

Entra  por la puerta un hombre con la cabeza gacha toqueteando su blackberry con la mano izquierda. Se sienta en la barra del bar y cuando siente por el movimiento del aire acercarse a la camarera, le pide un café sin levantar la mirada del aparato.  Sigue absorto en su ir y venir por las diferentes teclas. La camarera sin abandonar la máquina de café y sujetando el mango  se medio gira y levanta la voz para preguntarle si lo quiere corto. El hombre asiente con la cabeza mientras coge el móvil con la otra mano para adquirir más velocidad en el tecleo. La camarera le pone la taza delante y el cliente como si tuviera calculado el movimiento, coje, sin dejar ni por un minuto de mirar su pantallita, un terrón de un azucarero próximo y lo suelta dentro de su negra bebida. Por último remueve la blackberry a la vez, que con la otra mano, teclea en su taza de café.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Sólo le falta hablar por la cucharilla...

Desviada dijo...

Odio a esa gente, sobre todo cuando han quedado contigo y te pasas el rato viendo cómo mandan correos, contestan mensajes o llaman....¡¡que alguien los desconecte!!

ISA dijo...

jjaja, es que me lo imagino perfectamentey tabién, como Desviada detesto a la gente que no sabe estar sin un aparato en la mano.
Cambiando no de tema sino de sujeto te cuento lo que me pasó el jueves pasado: llego a las 07.10 a "mi" cafeteria cerca del trabajo. Antes he comprado El Pais en el quiosco de al lado. El camarero, que ya me conoce, me pone lo de siempre en la barra: un café americano y una tostada con mantequilla. Yo, hojeando el periódico. De repente oigo risas escandalosas (para ser esa hora de la mañana), levanto la cabeza y veo que todo el mundo en la barra, incluido el camarero y la cocinera que había salido, están mirándome y muertos de risa. Me quedo boquiabierta, miro alrededor, miro para la barra y es que estaba untando concienzudamente la mantequilla en la página derecha del periódico. mientras estaba inmersa en la lectura del editorial de la página izquierda.
Como el camarero es un guasón y lo conozco hace años lo único que se me ocurrió decir fue: "el periódico es mío, que conste".
(es que esta cafeteria compra un ejemplar de varios periódicos para sus clientes.

Irreverens dijo...

A lo de ISA yo lo llamo "alta capacidad de concentración", sí, señora.
:D

En cuanto a tu post, Dintel, solo se me ocurre decir que cada día cuesta más entrar en contacto visual con las personas con las que, supuestamente, interactuamos.
Parece que sí, que definitivamente estamos abocados a la alienación.

Anónimo dijo...

Demasiada tecnología!

Raquel dijo...

ja, ja, ja
¿Cómo hubiera sido si hubiera tenido que abrir un sobrecito de azúcar en vez de echar el terrón?
Tal vez una aplicación para iPhone le diría cómo con sólo una mano. En fin, esperemos que no lleguemos a eso aunque... bueno, dejémoslo.

dintel dijo...

LaRepo, como no se la podía poner de pinganillo ni se le ocurrió.

dintel dijo...

Desviada, son las nuevas eras.

dintel dijo...

ISA, es que te imagino.

dintel dijo...

Irreverens, eso del contacto visual, como el apéndice o los cordales, pasará a la historia.

dintel dijo...

Farera, demasiada falta de neurona, mejor dicho.