El silencio es la condición sine qua non de la existencia de
la generosidad. Su más fiel compañero, en gesto, mirada y acto. Ella, la
generosidad, te encuentra sin necesidad de buscarla. A la persona que la posee
no le gusta publicitarse. Pero si eres buena observadora, descubrirás en el
sonido de sus palabras un cierto terciopelo y en sus actos la típica cadencia,
acumulada tras una vida munífica.
Doy fe, que bajo el cielo que me cubre y en la misma tierra
que habito, más allá de lo que pareciera, la generosidad aún se halla en alguna
de las personas.
2 comentarios:
pues sí, existen personas maravillosas
Por suerte todavía existen personas generosas, de esas que dan porque sí, sin esperar nada a cambio y en silencio. Cuando las detecto, siempre me gusta agradecérselo con un sincero "gracias".
Abrazos! :)
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