Estoy hoy, desnuda, escuchando en silencio el paso del
tiempo. Se llevó la tramontana la ilusión de imaginar. El vino se agrió en la
copa de tanto esperar aliento mientras el espejo de la habitación se niega, una
y otra vez, a no volver a reflejar tu cuerpo.
Estoy hoy, desnuda, bajo el frío techo de una casa que ya no
es hogar porque no la habitas dentro. Se llevó la tramontana la ilusión de
imaginar, por eso sin ti no hay cuento.
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