7/8/17

Museo de la Ciencia

El otro día fui al Museo de la Ciencia (Cosmo Caixa), un museo que me apasiona y voy poquito, sobre todo ahora que mi vida ha cambiado tanto. Como siempre, la visita estuvo genial. No hice ninguna de las actividades porque llegué bastante tarde, hacia el mediodía y estaban ya empezadas o empezaban bastante tarde, así que me dediqué a ver con tranquilidad la exposición permanente y a ver lo que hacía la gente. En su mayoría, se dedican a tocar todo y a hacer el experimento pero son pocos los que leen las reseñas de este. Yo pude, con toda la tranquilidad, dedicarme a pensar en cada uno de los experimentos y a recordar lo que había estudiado de ellos. Me emociona hacerlo, soy de las personas que recuerda muy bien en qué curso estudié cada cosa. Cuando nos juntamos la cena de exalumnas (colegio femenino de señoritas) alucinan con la memoria que tengo.

Esta vez en el museo, había una exposición sobre el cerebro humano, Talking Brains. Muy interesante. Siempre me ha gustado mucho todo el tema cerebral. De bien joven estuve haciendo caligrafía con la izquierda para desarrollar el otro hemisferio, al menos eso creía yo. Más tarde me compré un libro que te enseñaba a dibujar con el lado derecho del cerebro. Luego, me compré otro libro que hablaba de las zonas cerebrales y qué parte se encargaba de qué. Y ahora, gracias a los avances en neurociencia me entero incluso de cómo aprende el cerebro, de qué son las neuronas espejo y de cómo funciona. Es apasionante.

La neurociencia ha avanzado tanto debido a que la tecnología lo ha hecho. Cosa que ha permitido poder estudiar el cerebro humano en vida. Ha avanzado tanto que ha sido capaz de decirle a la pedagogía todo aquello que estaba haciendo mal y cómo mejorar la enseñanza. Tanto es así, que el término enseñanza pasa a segundo plano cobrando importancia el de aprendizaje. El maestro también pasa a segundo plano, ahora es un mero acompañante del aprendizaje de sus alumnos con la responsabilidad de crear un entorno estimulante y lleno de retos a conseguir.

Todo esto lo estoy explicando a groso modo, sin ser una experta en ello. Supongo que a quién le interese ya buscará la forma de profundizar en el tema. Empezando por ir al Cosmo Caixa, exposición del cerebro, que de verdad, vale mucho la pena.

Me quedé sin entrar en el Planetarium, cosa que me apasiona porque normalmente tienen unos buenos documentales de los que siempre aprendo muchas cosas que desconocía. La visita cundió muchísimo, además de disfrutar de un buen aire acondicionado que me hizo olvidar el calor que está haciendo estos días.

Por cierto, hay un ave rosa en el bosque inundado que no sé cómo se llama. Tiene las patas largas es rosa y el pico es plano. Estaba arriba de un árbol. No encontré la referencia. Si alguien sabe cómo se llama, haga el favor.

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