27/10/09

¿Qué te apuestas?

Marta se hallaba en el salón de casa con un marco de fotos hecho de madera, a mano, y pintado con motivos florales. Contenía una foto de plano medio en la que se veía a cuatro chicas cogidas por los hombros riendo a carcajadas. Sobre cada cabeza, escrito con rotulador indeleble, se podían leer respectivos nombres. Desde la izquierda: Julia, Marta, Concha y Marisa. En el marco, abajo, grabado con muescas poco uniformes, tanto en profundidad como en trazo, se lee: “Armarios fuera”. Fue la primera juerga lésbica que se corrió Marta recién salida del armario, allá por el 1990.

Ahora, Marta, con 30 años, añoraba esos días en los que todo eran risas y sinproblemas. Julia y Marisa, se hicieron pareja dos años después; cuando pudieron se casaron y siempre han vivido todo los felices que dos lesbianas pueden vivir. Marta y Concha han permanecido solteras.

Marta se sobresalta al oír el teléfono. Sin dejar de observar la foto, contesta.

−¿Sí? Hola, Marisa… Bien… ¿Ahora? Ahora no puedo… No… En un par de horas… Sí… En el café de siempre. Si me retraso, espérame, que tengo que salir a un recado… No, no me puedes acompañar… Sí, como siempre… Yo, también, ¡hasta ahora!

Marta cuelga con rapidez y mira el reloj de la pared, se vuelve a sobresaltar al oír el timbre de la puerta. Deja el marco de la foto en la mesita donde estaba y se va al recibidor. Antes de abrir respira hondo para amortiguar un poco el sobresalto del timbre. Abre.

−Hola, Marta −saluda Concha, plantándole dos energéticos besos, uno en cada mejilla y sonriéndole con complicidad.

−Hola. Te veo exultante, vamos muy contenta.

−Contenta y con la adrenalina a tope −dice, dejando sobre la mesita una bolsa que contiene una botella−. He traído cava para celebrarlo.

−Ah, perfecto. Ahora traigo un pastel de chocolate que hice ayer para no tomárnoslo a pelo.

Pero, Marta no se mueve del sitio. Se miran a los ojos. De pronto el ambiente se torna serio. Concha asiente sin decir nada mientras deja que el silencio y la tensión se adueñen del momento. Al final, suelta una risita nerviosa a la vez que sube los hombros como diciendo: “ya está, no se puede hacer nada”.

−¿Ya lo has hecho? −pregunta Marta sin ninguna sorpresa.

−Sí −responde Concha soltando de nuevo la risa nerviosa−. Por lo que gano yo la apuesta. Julia es mía. Esa fue la apuesta.

−Sí, esa fue, Julia sería para quien dejara a Marisa fuera de juego −dice mientras se va a la cocina a por el pastel.

−Creo que no he dejado ningún cabo suelto. Parecerá un accidente de coche. He tenido mucho cuidado. Venga, brindemos. ¡Por Julia!

−Espera, aún no he comido nada. Primero un poco de pastel y guardemos el brindis para el final.

De nuevo el silencio, esta vez provocado por tener la boca llena saboreando el delicioso pastel de chocolate.

−Qué bueno que está −exclamó Concha−. Es el de la…

−…receta de Marisa, sí −acabó la frase Marta y las dos se pusieron a reír con la boca llena.

Cuando Marta hubo tragado añade:

−Bueno, pero tiene una pequeña variante, en vez de poner todo harina…

Marta interrumpió la frase pues Concha parecía que se estuviera ahogando. Le costaba respirar tanto por la nariz como por la boca y emitía unos pitidos agudos como resultado del poco aire que pasaba a través de su garganta. Marta se la quedó mirando.

−…le he puesto almendra picada.

Concha, se estaba poniendo azul. Sus ojos empezaban a desorbitarse, pero en el fondo se podía entrever el odio hacia Marta. Había dejado de hacer ruido porque ya el aire no entraba por su hinchada garganta. Marta coge la copa de cava y dice:

−¿Y ese brindis? Por Julia. Mi Julia −y vació la copa de un sorbo.

Se sirve otra copa y mira a Concha.

−La apuesta la he ganado yo −dice en voz alta y vuelve a beberse la copa de un sorbo. Se levanta para ir a llamar por teléfono a urgencias y siente un agudo dolor en el estómago. Un sabor a almendras amargas le sube de este hasta la boca. Se le acabó el tiempo. Se desploma y empieza una agónica y silenciosa muerte.

Suena el timbre de la puerta un par de veces. Alguién golpea con el puño

−Marta. Marta, soy yo, Julia. Por favor, abre la puerta. Te estoy oyendo. No puedo esperar más. Quiero hablar contigo. Tengo una buena noticia. Marisa y yo hemos roto esta mañana.
Desde el suelo, con leves jadeos, Marta oye las palabras de Julia mientras muere con las manos en su estómago y la cabeza girada hacia la mesita. En sus ojos, quedará eternamente reflejada la botella de cava.

20 comentarios:

Blau dijo...

Dintel, sin dudas, la asesina es Concha, o marisa, no no es la propia Julia... uixxx ya me perdí.

Mejor te dejo un besito

cris dijo...

Esto va a ser como lo que hacía Gila en el pasillo:
-Alguien ha matado a alquien... alguien es un asesino...

mojadopapel dijo...

Jo, que fuerte!!!, por eso no me gustan lios de parejas de más de dos...y ya, es cantidad.

farala dijo...

pero... ¿¿de verdad Julia vale todas estas apuestas, rupturas y asesinatos??? ¡¡qué mujer!!

Candela dijo...

Pobre Julia, se la apuestan como si fuera una yegua. Y encima se la quedará la asesina.

A.Blume dijo...

Qué agónico y tenso todo! Qué historia más rebuscada, pero creo que en este caso la escritora es la única que sabe lo que realmente pasa o ha pasado, es confuso XD. ¿¿Concha era alérgica a las almendras?? Jajajaja

Saludos!

Raquel dijo...

Como siempre, me sorprende tu habilidad para crear historias y hacerlas sentir vivas y muy muy ciertas.

Spica dijo...

...dios mio!!!...menudo desayuno me has dado hoy...un abrazo...

María dijo...

Yo creo que han muerto todas menos Julia, ¿no? Cada una de las otras ha matado a una... ¡Qué duro es el amor!

Hei Jei dijo...

bueno, pues a falta de oponentes, Julia pa mí :D

YoMisma dijo...

Jolín... que ahogo... que mal...

Cómo si no hubiera peces en el rio, madre mía...

Puff..

Muy bueno :)
Saludines,
YoMisma

Izel dijo...

Y al final la dejan sola!!! Que peligro tiene esa mujer!!!

Irreverens dijo...

En resumen:

Concha mata a Marisa simulando un accidente de coche y le lleva cava envenenado a Marta.

Marta prepara el pastel con almendra para que Concha se ahogue.

Y Julia, que parece que las pone cachondas a todas, se queda más sola que la una.

Pues yo a esta Julia no me acercaba ni jarta vino, oiga.

Anónimo dijo...

Qué triste...

la cocina de frabisa dijo...

A eso le llamo yo cortar por lo sano, o mejor dicho.... matar por lo sano... Uyyyy ¿se puede matar por lo sano? me hice un lío

mam dijo...

joe, ha muerto hasta el apuntador.....

Santa dijo...

Joder... Cómo sois..!

Con la de personas que hay en la vida sin pareja... jajaja

Pena Mexicana dijo...

jajaja... me ha gustado pero... para que luego digan que las lesbianas somos conflictivas... jajajaja

Mármara dijo...

¿Qué mosca te habrá picado esta temporada? Confio en que no sea cosa de la Mosca Estremecida.

illeR dijo...

Hay amores que matan..