27/2/10

Entró el mar en mi vida

Cuando la ola te arranca del mar de tu vida y te empuja y revuelca a su capricho, no te queda más que dejarte arrastrar por ella intentando que todo el movimiento se concrete en un complicado bamboleo. Que, a pesar de perder las coordenadas de vista, no pierdas pie de tu sitio, aunque sólo te apuntales con el pulgar de uno de tus pies. Ya sólo esto, se convierte en una brutal lucha por sobrevivir, en la que arrastrándote de cansancio intentas que tu cotidianidad no vire ni se aleje a la deriva, que, en este caso, más que deriva sería “derriba”, y perdieses todo lo anteriormente conseguido.

Cuando la ola te arranca del mar de tu vida, déjate hacer, no luches hasta que veas que se retira y en su resaca lucha con todas sus fuerzas por alcanzar de nuevo tu orilla.

16 comentarios:

Raquel dijo...

Un amigo que practica aikido me hablaba justo de eso hace unos meses. Estábamos en el mar y aprendíamos a movernos con ellas.
Lo que dices es muy cierto. Intenso. Tu sabia intuición te guía.

Morgana dijo...

estás bien??

Un saludo.

Blau dijo...

Dintel, tu sabes nadar, que yo lo sé bien, así que nada, simplemente nada y punto.

Besito

María dijo...

¡Qué visual! Y sí... déjate hacer... aprovechando la energía de quien te tumba (todo menos el alma).

Anónimo dijo...

Cuando de jovenzuela mi maestro de Judo me animaba- porque era la única niña de la clase (y todos más grandes que yo )-me explicaba que a los árboles grandes los arranca y se los lleva el vendaval pero que los juncos simplemente se doblan aprovechando su flexibilidad y esperan que amaine el temporal.
Algo debió valerme cuando 25 años después aún lo recuerdo . Tu metáfora es tan visual que creo que dentro de otros 25 la voy a recordar igualmente. Gracias maestra.
Besos Lenteja

leo dijo...

Pocas cosas recuerdo más angustiosas como sentirse zarandeado por las olas, una vez que pierdes pie del suelo. Dejarse llevar hasta que pase, ay, qué difícil a veces.

Ico dijo...

Eso lo sabemos quien vivimos brazo a brazo con el mar.. luchar contra las olas es imposible y agota.. hay que dejarse arrastrar hasta la orilla..

MI HISTORIA... dijo...

Tantos años de dejarme llevar que mi movimiento se confundía con el de la ola, pero me equivoqué y no se retiraba. Y la pregunta es ¿vuelvo al bamboleo o le hago frente de una vez por todas? lo malo es que mientras busco la respuesta me zarandea de un lado para otro.

Anónimo dijo...

me encanto la imagen...

Mármara dijo...

Procuraré tenerlo en cuenta. Verdaderamente, la "no acción" es la postura más inteligente cuando la vida da en vapulearte, como una ooooooooo-laaaaaaaaaaaa.

Saltinbanqui dijo...

Eso hice.
:)

Marcela dijo...

dintel, qué post tan espectacular, me ha llegado al alma y me he reconocido en ese bamboleo que, a veces, nos provocan las olas de la vida. En este momento, estoy en el punto de que la resaca ha hecho que el agua se retire un poco y corro como loca hacia la orilla, que allí dejé la toalla y las chanclas.

maslama dijo...

hahaha si no te has ahogado antes.. (que, a veces, también pasa)

besos,

Santa dijo...

El mar, algunas veces, parece que tiene vida...
Nos recuerda lo frágiles que somos. Mientras estamos muy ocupados planificando el futuro en nuestro ombligo, llega un tsunami y te quedas con lo puesto en el presente.

http://www.rtve.es/noticias/20100301/minuto-minuto-del-seismo-chile-aparece-vivo-profesor-cordobes/321277.shtml

Sandra Sánchez dijo...

Ummm qué interesante!! Lo tendré muy en cuenta.
;)

illeR dijo...

Que bien escribes y que bonito lo haces todo, incluso un relato tan duro como ese....