16/8/11

Ruptura

Tras la ruptura, la vida se va susurrando y se lleva con ella la luz. Su ausencia recrudece las aristas de la soledad confiriéndole el derecho a gobernar. Los estores permanecen bajados contra la mañana. Las cálidas y deseadas sábanas se han vuelto ácidas y laceran el amor. Sin embargo continúas entre ellas, nunca te gustó andar en la oscuridad. Con su abandono, llegó el invierno apresurado y, con él, las fórmulas de pesar y de dolor. El otro lado te sostiene susurrándote odios y venganzas y le dejas hacer sin aletear.

Levántate. Levántate. Arranca de cuajo la mortaja acre que te cubre y te aprisiona. Debes volver a caminar. Vuelve a la vida, aunque sea con insomne vigilancia sobre tu persona, aunque te tengas que acoger a la furia y a los desmanes, aunque derrames frases, gritos y llantos en este callejón sin salida que es el amor.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El amor es una puta mierda, al menos cuando se acaba pero para tí aún no lo ha hecho.

Anónimo dijo...

El callejón sin salida es el desamor (o sinamor)

Quidam dijo...

Las aristas de la soledad se clavan como cristales afilados en la herida de la ausencia. Las estaciones pasan llegando a embargar el alma de carencias. El Amor, ese sentimiento tan bello que nos da la vida, siempre mata...tras su partida.
Pero como dice mi amigo Sabina,...Por que amores que matan nunca mueren...
Y tras una ruptura hay que seguir caminando y mirar cada día con ojos nuevos. Aunque a veces nuestra mirada se empañe tras el agua, que limpia los ojos y aligera el alma.
Un beso