Amiga, así titulé mi segundo poema.
Ya os conté que mi nueva amiga, había empezado a salir con un chico y nosotras tuvimos un poco de lío porque no nos veíamos demasiado. Solo a la hora del patio y siempre en grupo
Habíamos creado una comunicación profunda y cuando estábamos solas hablábamos de nuestro interior, de emociones que sentíamos (estábamos en plena adolescencia), de asuntos de nuestras familias, de deseos, ilusiones, sueños, futuros… Bueno, de todo aquello que nos removía el alma y que, hasta hacía muy poco, no habíamos sentido antes.
Llevábamos varias semanas intentando encontrar un momento para nosotras. Estaba muy ilusionada con su primera relación amorosa y todo lo demás había perdido brillo.
Me sentía muy rara. Acabábamos de empezar a ser amigas, amigas íntimas, de esas que a la salida del cole se quedaban una hora y media (a veces hasta tres horas, con la consiguiente bronca al llegar a casa) hablando en la esquina del cole, porque una se iba para un lado y la otra para el otro. Pero eso ya no pasaba. Se iba directamente a la puerta del cole de al lado del nuestro (el nuestro era de chicas y el de al lado de chicos) a esperar que saliera él.
Yo tomaba el camino de casa desanimada y triste. Ahora que sentía que tenía una verdadera amiga íntima no podía disfrutar de su amistad. Esperaba que fueran las ocho y media y la llamaba a casa, su hermana o su madre me decía que no había llegado, así un día tras otro.
Una noche, después de hacer los deberes y acabar con las obligaciones, me puse el pijama, di un beso a mis padres diciendo que me iba a dormir, cerré la puerta de la habitación, me senté en mi escritorio y “compuse” un poema titulado “Amiga”. La gracia de este poema es que lo escribí como si me lo hubiera escrito ella a mí.
El poema habla de la amistad verdadera y de lo que representa esa transición emocional hacia el descubrimiento del amor. Desprende un absoluto respeto a la relación de amistad que teníamos. Es un poema íntimo en tono confesional. Ella me habla directamente a mí; cada tres versos aparece uno de corto: “amiga”.
Se intuye ese miedo adolescente a la pérdida de la amistad. Va implícito el evitar percibir el hecho como un abandono, para ello exalta la importancia de la relación de “amiga íntima”. Todo el mensaje está construido alrededor de la palabra “amiga”, que vertebra el poema.
Es lo que tiene la adolescencia, que es la época donde se descubren nuevas formas de amar y por desconocimiento aparece el miedo a la ruptura de los vínculos ya formados. Creo que el poema es honesto y que denota cierta inteligencia al haberlo escrito haciendo ver que era ella quién lo escribía. Le da mucha más profundidad.
La adolescencia es como las arenas movedizas, pero hundiéndote en las inseguridades; es un momento en el que se necesita agarrarse a la cuerda de la seguridad afectiva.
“Caminas conmigo desde hace poco, amiga mía, pero ya has sido el hombro en el que apoyarme, la voz que me defiende. Nunca me abandonas. Ya sabes que te admiro, aunque sea en silencio, y quererte me da una seguridad tranquila. Eres el abrigo que me protege.
Ahora, debo y quiero confesarte que no te olvido, ni me alejo, ni pienses que me desvanezco, pero he descubierto el amor. He conocido a alguien por el que quiero vivir, alguien que me convoca con una fuerza y una atracción, muy diferente a la tuya, pero igual de real.
No debes sentirte relegada a un rincón, ni pensar que nos estamos perdiendo. No, para nada es así.
Tú sigues muy dentro de mí, en los estantes que guardo todo lo esencial. No te sustituyo. El corazón tiene lugar para cualquier tipo de amor. Amar no debe suponer el abandono de la amistad.
No lo dudes, seguiremos muchos años de la mano, cercanas, y a pesar de que nos toca ir descubriendo nuevos mundos, nuevos horizontes, tú vas a seguir siendo mi amiga íntima.”
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