“Mi vida está junto a ti”, es el viento de los días sobre las velas izadas quien me lo dice. Con tu presencia rellené la carencia de mi viaje, que no fue otra cosa que un constante flotar a la deriva, con continuos y salvajes naufragios. Y ahora que ya me veo mayor, he arribado al puerto de tu amor, final de mi singladura, un puerto que es a la vez la más dulce de las prisiones para una marinera que ha ahogado su corazón en el más profundo de los oéanos. Acostumbrada al vaivén de la vida pensé que nunca caería en tus redes, unas redes tejidas de esperanza, cariño y futuro, unas redes, que con mis manos duplicadas, he asido porque ese ha sido mi deseo, ser pescada por ti.
Si ese inescrutable designio no se hubiera concentrado en nosotras, te hubiera seguido buscando hasta el abismo de los tiempos, allá, donde los cuatro vientos gritan tu nombre.
7 comentarios:
Dintel, marinera, que bonito tu viaje y que feliz debe estar la pescadora de la que hablas.
Creo que hoy voy a ir corriendo a sacarme un permiso de esos de pesca, porque algo así también quiero vivirlo.
Precioso!
Un beso
Toma yaaaaaa!!! pedazo de texto guapa...
Eres una romántica empedernida.. pero me gusta esas metáforas marinas...un saludo.
Parece ser que has llegado a buen puerto.
A veces me pregunto cómo te nacen estos textos tan coherentes en todo, contenido y lenguaje, forma y color. (Suspiro... ¿ves? yo también)
"Ser pescad@"
Una maravilla sentirse así.
Es como un viaje a Itaca,disfrutalo Dintel!.
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