No, no lo tenía cuando era pequeña. Me salió de mayor. Así de repente. Al principio no sabía muy bien qué me pasaba. Aumentaban mis sensaciones, sentimientos y emociones en intensidad.
Un día iba por la calle y me puse a llorar desesperadamente, tanto que unas buenas personas me sentaron en una de las sillas metálicas de la terraza de un bar y pidieron un agua, y con palabras de consuelo intentaban calmarme mientras se miraban con cara de sorpresa entre ellas. Lo que no sabían era que yo estaba mucho más sorprendida que todas ellas juntas. Fue una reacción muy rara pero no le di demasiada importancia, debía estar falta de potasio o de hierro, o de vitamina B12.
Otro día, que estaba en la playa empecé a sentirme excitada, un sofoco recorría toda mi columna vertebral y mis ojos giraban al blanco cada vez que llegaba la sensación al punto orgásmico; me mordía los labios para intentar acallar los jadeos que empezaban a surgir de mi acelerada respiración como medida para bajar la temperatura que iba aumentando sin posibilidad de detención. Cerré los ojos mientras tuve el orgasmo y cuando volví en mí, descubrí que todo mi alrededor estaba mirando mientras me hallaba agarrada a una palmera del paseo con las piernas cruzadas y aullando como una loba. Ahí empecé a preocuparme un poco. No era normal lo que me estaba pasando.
Más adelante, en una reunión de trabajo, después de la lectura del acta de la reunión anterior en la que no nos habíamos puesto de acuerdo en nada, empecé a reírme y a reírme, a carcajada limpia, ante la mirada atónita de mis compañeros, que, como era de esperar empezaron a contagiarse y a reír y reír conmigo. Claro que después de media hora, a ellos ya no les hacía gracia y yo seguía riendo, doblada por la mitad aguantándome los costados que hacía rato habían empezado a doler e intentando controlarme y estar seria porque tenía el interior de las mejillas enrampadas y con absoluto dolor maxilar. Ahí ya me desesperé, porque no era normal lo que me estaba pasando, así que decidí acudir al médico.
Como es fácil de deducir, pasé de un especialista a otro, de una prueba a otra, hasta que después de un escáner que no aclaró nada, me derivaron al psiquiatra. Hacía tiempo que me costaba dormir y que tenía algún que otro ataque de angustia. Tenía la seguridad de que me había trastocado. No tardó en darme el diagnóstico: Empatitis, inflamación de la empatía.
Qué susto, haber empezado por ahí!
37 comentarios:
¡Qué gustazo de mujer! ;)
Si puedes elegir empatízate sólo con risas y orgasmos. La que puedes liar.
Dintel, yo a eso lo llamo mimetitis.
Besos mimeticos
Jajajaja, esto es una gran putada, espero que no me pase nunca... fuera de casa (porque nunca nunca tampoco, a mi lo de la palmera me ha gustado).
¡Jo jo jo!, si empatizas hasta con las palmeras, lo tuyo es grave de narices.
XDD
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Por cierto:
"haber empezado por ahí"
;)
Mientras sea solo eso...
:)
pues ya me dirás si tiene tratamiento porque me acerco peligrosamente a la empatitis en versión delirante...!!
;)
¿Por eso de la empatitis has comenzado a contestar los comentarios? ¡Me gusta!
Candela Cano, sí, sería genial, pero me parece que no se puede elegir. A ver hacia dónde deriva... ;)
Blau, no recordaba que tenías un lenguaje propio y exclusivo, veo... ;)
aminuscula, a ella, creo que también. :P
Irreverens, creo que grave lo hubiera escrito con b, ejem... esa es mi realidad: más Einstein...
Saltinbanqui, espero que no pase a mayores, pobre prota...
farala, no creo que lo tenga, pero cuando empatices delirantemente con un orgasmo, avisa, no quiero perdérmelo. Ejem.
María, no, por eso no. La verdad es que en otras temporadas a duras penas tengo tiempo de actualizar mi blog. Me gusta un montón leeros. Entonces, lo que queda que es contestar a los comentarios, es la parte que me salto para poder hacer lo otro. Es que como no me gustan las cosas a medias, así sé que cumplo religiosamente, al menos con dos cosas.
Eres original hasta para los síndromes, :)
Pues nada, mientras te proporcione tan buenos momentos yo que tú no pediría remedio..
un beso
¿Y existe tratamiento para ello?.
No acepto como respuesta: irse al caribe donde las palmeras son finitas y altas!!, jaja.
Besos...
qué cosas más raras te pasan :P
empatitis enfermiza, pero gozosa, gozosa!!!
A mi lo del llanto me suele pasar ...y lo demás menos.. pero en alguna especial ocasión...
Ay, yo quiero verte... reir, que me parto ajajajajajaj
Frabisa, pues tengo un síndrome que nadie conoce, ese sí que es original.
pyxis, irse al Caribe sería un tratamiento de shock.
Jei, mira quién fue a hablar.
Lena de mar, jajajajajajajajaja.
Ico, ¿eres llorona?
cris, eso, reír, porque en la otra ocasión... no veas el númerito.
jajajajajajajajajajajajajaja
Lo de la palmera me ha encantao jajaja!
En la locura está la cordura.
Sí, hay épocas horribles, hasta con los telediarios..
Farera, y a mí me encanta la última frase tuya, la de la locura.
Ico, el cambio climaxtico? Ejem...
Pues lo tienes complicado, porque creo que es una enfermedad muy rara...
Tawaki, no mucho más que otras rarezas que corren por ahí... ;)
¿se contagia?
Me gustaría tener Empatitis a mi, pero selectiva eso sí :), que tampoco es cuestión de ir por ahí empatizando con todo.
Saludos!.
No me pasa desde chiquitita.. sensible que es una..
!!!!
Si es que eres genial!
que buena eres, pues que sepas... que me ha dicho el neurólogo que tengo un cerebro normal, todo un logro que no terminan de creerse, mas b esitos
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