17/8/11

Mi última decepción

Ayer me volví a decepcionar. Las personas me decepcionan y no puedo evitarlo. “Es que esperas mucho de ellas”, me dijeron cuando me preguntaban que qué me pasaba. ¿Es que espero mucho de ellas? Estaba la mar de tranquila esperando que empezara un espectáculo al que me habían invitado y vi a una persona conocida. Una chica con la que estuve bailando durante unos cinco años. Primero mientras aprendíamos, en clase. Luego haciendo nuestros pinitos en algún que otro bolo benéfico. Luego por placer y por último alguna que otra vez en la calle. ¡Qué tiempos aquellos! Fue un verano muy divertido. Y en aquella época, no había crisis, nos daban dinero por la actuación. Lo dejaban en un bombín que poníamos delante o bien cuando lo pasaba yo. Más de una vez había estado en su casa y ella en la mía. Conocía a sus padres, a su hermana (que en ocasiones, también bailaba con nosotras), a toda su familia.

Ayer, en cuanto la vi la llamé. “Ah, hola”, me dijo como investigándome, “tú eres la chica de la Academia”. ¿La chica de la Academia? Vaya, no sabía ni cómo me llamaba. Fue como una punzada que sentí en alguna de mis entrañas. Educadamente, le pregunté por toda su familia. Me fue contestando a todo que bien, me informó de lo que hacían sus hermanas y de en qué compañías había trabajado ella (ella se ha dedicado profesionalmente). No le quise decir que la había visto actuar más de una vez, que aunque no sepa que está en una compañía, su estilo de baile es tan personal y tan bello que lo reconozco en todas partes. Le di recuerdos para toda su familia, con mucho cariño, porque así lo sentía.

Nos despedimos y continué esperando que fuera la hora de entrar en la sala. La recepción se fue llenando y no podéis imaginar el vaso de agua fría en la cara que resultó descubrir entre las personas que estábamos esperando, a toda la familia, hermanas inclusive, para la que yo cariñosamente había dado tantos recuerdos.
Se ve que estaba de más venir a buscarme y decirle a sus padres, “mirad, después de tanto tiempo, me he encontrado a Dintel”. Deducción, yo había caducado ya.
Esto refuerza mi teoría sobre la caducidad de las personas.

7 comentarios:

Pena Mexicana dijo...

Espero que esto, como has dicho tantas veces, sea ficción. No sé qué sería peor, si el olvido de una persona que ha convivido tanto contigo o la tristeza de tu teoría de la caducidad de las personas :)

En cuaquier caso, el texto transmite...

besos

María dijo...

Refuerza la teoría de que "algunas personas son gilipollas".

Anónimo dijo...

E incluso...real-es
Todos tenemos (y ponemos) fecha de caducidad.

Sandra Sánchez dijo...

Yo también creo que esto es ficción, pero es cierto que transmite esa sensación de decepción de ver cómo has sido alguien para alguien en un momento dado y como luego ya no eres nada...suena triste, pero real.
;)

Blau dijo...

Dintel, Dintel...Dintel, seguramente una gran sabia te dijo esas palabra.

Besos

illeR dijo...

Pues no se si es cierto o no, pero si lo es, joder, no me extraña que te decepcionase, no es para menos, le falto memoria pero también educación...

iTxaro dijo...

esa teoría sobre la caducidad de las personas me gusta

estoy completamente de acuerdo y ahora lo estoy notando más (joer hasta ahora tenía a las amigas/os de toda la vida y esos siguen ahí, pero ostrasssss!! eso de las nuevas amistades..... uffff

verdaderamente hay caducidad de las personas