19/11/19

Por los pelos


Siempre que me voy a trabajar lo hago con la cabeza mojada. Nunca me he secado el pelo después de lavármelo. En invierno, molesta el frío del camino hasta la estación, sobre todo en las orejas, que se me congela el conducto y me duelen como si tuviera otitis. En verano, los aires acondicionados me matan, me dan de lleno en el cogote y con el contraste del calor que hace, me duele la cabeza. Pero a pesar de todo, sigo saliendo con el pelo mojado de casa. Pienso que el secador no es demasiado bueno para el cabello. Ese aire caliente castigándolo con sus ráfagas y soplidos. No, pienso que no es bueno. Siempre pienso que lo debilita y que lo quiebra.

Recuerdo cuando era joven que cuando tardaba en cortármelo, a veces, se me abrían las puntas (era algo en lo que no he vuelto a pensar nunca más). Y también recuerdo que tenía mucho más pelo que ahora, que se me ve el cuero cabelludo rosado. No sé si me pone nerviosa irme quedando calva o me hace gracia. Porque soy de las que considero que la arruga es bella, ¿pero la calva?, no sé. ¿Y la arruga y la calva? Pensamiento positivo: cuando sea calva, no me afectará el aire frío porque no llevaré el pelo mojado. Nota: recordar secarme la calva cada vez que salga de la ducha.

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