Sí, soy silencio. Una sombra de silencio que se pierde entre
el bullicio de la vida. Una niebla extraña de lo que fui. Deseo convertido en
humo. Perdido el rito de cruzarnos las miradas, olvidado el riesgo de ti. No
soy. El compás de tus tacones resuena en mi pecho hundido. Soy pieza que mueve
el azar en una vieja partida con el infinito. Urgentes desvelos me recuerdan
que no estás. No nombro ya tu cuerpo, ni el mío es llamado. Esa codicia gozosa
por ser otra me consume. El espejo refleja mi desnudez y tu ausencia y la
sombra del atardecer delimita mi cansado cuerpo. Los recuerdos se tornan
anhelos de muerte, ¿quién jugó con la suerte si no yo? Maldita esta y maldito
este corazón suicida que quiere matar tu recuerdo. Ya no sé ni cómo me llamo,
porque al no nombrarte me borro y al borrarme te conjuro; no quiero olvidarme
de ti, por esto lucho.
2 comentarios:
¿Pasó el mal día?
Sí, a la que dormí y estrené uno de nuevo.
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