Se me han despertado los demonios. Pensaba que ya habían vuelto de donde habían salido, pero, no. Aquí los tengo, sentados en mis hombros. No paran de susurrarme todo aquello que no quiero oír. “Para esto somos demonios”, me han dicho.
La cadencia de sus susurros se mezcla con mis ruidos cerebrales, que no son pocos. Imposible escribir así; imposible vivir así. Saben que desde que no estás te escribo en cada vacío. Relleno los espacios con las letras de tu nombre.
¡Dejadme en paz! No quiero escribir sobre ella. Ella se fue y yo caí; Ahora lucho por levantarme y mantenerme en pie. Su mirada era mi caricia preferida. Cálida, tranquila y con ese brillo juguetón que tanto me gustaba. Busco esa mirada en todas las personas que me cruzo. ¡Basta! ¡Largaos! Quedamos que no me molestarías más. Estáis faltando a vuestra palabra. “Por esto somos demonios.”
A golpe de realidad aprendo la soledad que me has dejado. Me he quedado en el lugar donde nuestros caminos se separaron, mirando al último punto visible del que tomaste tú, para ver si te veo volver. ¡No aguanto más, juré no volver a escribir sobre ella! “Para esto hemos vuelto. Te ayudamos a recordar. El recuerdo quema más que el fuego. Por esto somos demonios.”
2 comentarios:
Que punyeteros que son els dimonis, eh !!....
Una abraçada ; )
A veces los recuerdos vienen acompañados de malos pensamientos, los diábolos, je y qué guerra dan... Intimista tu texto.
Me ha gustado leerte.
Hasta pronto.
Publicar un comentario