2/9/09

Lo nuestro

Plantamos aquel árbol, ¿recuerdas? Plantamos aquel árbol una noche de borrachera hace ya mucho tiempo. Tú volviste a casa de mis padres y, desde el jardín, me tiraste piedrecitas a la ventana. Era verano, estaba abierta y no chocaron en los cristales. Me despertó el ruido de estas al caer sobre el suelo. Había estado llorando, pero el alcohol pudo más que la pena y me dormí entre lágrima y dolor. Notaba los ojos hinchados y acartonados por la sal de las lágrimas pero en seguida tomé consciencia de que estabas abajo, en el jardín. Bajé.

No hablaste. No me dijiste nada. Te abalanzaste sobre mi boca y la cubriste con amor, rozando tus labios con temblor, como con miedo a que desapareciera. Tus manos me quitaron la camiseta de tirantes con la que dormía y ahí mismo hicimos el amor. En silencio, dejando hablar a nuestros cuerpos.

Cuando acabamos, del bolsillo sacaste esa semilla y cogiste mi mano junto con la tuya empezaste a rasgar el césped y ha hacer un pequeño agujero. Te ayudé en cuanto entendí lo que pretendías hacer. Con sumo cuidado la depositaste en la palma de mi mano y, con la cabeza, asentiste invitándome a ser yo quien lo plantara. Y así lo hice.

Tapada la semilla con a la tierra negra, me acompañaste hasta el borde de la piscina para que me limpiara las manos. El agua estaba tibia y las luces brillaban como cartas de un Tarot que auguraban nuestro futuro, confiriendo al agua seguridad y calidez. Te metiste poco a poco, primero sentándote en el borde y luego bajando aguantada por los brazos hasta que casi estuviste dentro. No querías hacer ruido. Me metí yo también. Volvimos a hacer el amor conteniendo la pasión, priorizando la ternura y ralentizando el tiempo.

Ha llovido mucho desde entonces, pero no entre nosotras. Sellamos nuestro amor aquel día y el tiempo no lo ha erosionado. Plantamos aquel árbol y tú me dijiste:

­−Tú serás mi libro. Los hijos, ya vendrán.

13 comentarios:

Blau dijo...

Dintel, ese amor de verano ha pasado a otoño, invierno...

Un beso de buenos días

Lena de mar dijo...

precioso... romántico...

Miguelo dijo...

que bonito y q tierno

Candela dijo...

Árbol, libro e hijos. ¿No era eso lo indispensable para una vida completa?
Muy evocador el relato.

farala dijo...

dime, ¿qué ha sido del árbol? ¿sigue ahí? es frutal? qué hermosa historia

Saltinbanqui dijo...

Casi me haces llorar.

:)

Ico dijo...

Del romanticismo más puro a la ácidez más absoluta das unos vuelcos que dan vértigos... pero está bien esto de abrir la página y no saber en qué momento de la noria te voy a encontrar

Pena Mexicana dijo...

muy dulce... :)

María dijo...

Ohhhh... precioso.

helen dijo...

qué bonito

Raquel dijo...

Me encanta cómo metes al lector en la historia, cómo tus palabras envuelven y llenas de sensaciones.

Anónimo dijo...

Qué genialmente tierna cuando quieres

Mármara dijo...

¿Será coincidencia? Porque yo, al igual que Farala, me preguntaba qué habría sido del árbol.
Precioso y tierno relato.