He perdido la vida. La llevaba
conmigo a todas partes, pero hoy no la encuentro. Últimamente, era una vida
deslucida, una vida con la luz deshilachada, llena de dioptrías y de sombras en
una espesura luminosa y con una sonrisa por consuelo.
Creo que sé qué fue lo
que ocurrió; el otro día me vacié tecleando tu nombre y fue en ese momento en
el que sentí que algo me faltaba. Respiré pues pensé que con la concentración
lo había dejado de hacer y no le di mayor importancia.
Fue la vida que se fue.
No tenía sentido que siguiera a mi lado si tu no estabas. Se cansó de ver la
repetición del gesto en mis ojos y del silente mecer de del fragmento del alma
enmarcado en un cristal. Se fue sin decir nada.
2 comentarios:
«¡Ah de la vida!»... ¿Nadie me responde?"
A veces, sobran las palabras. Es lo que hay.
Victoria, sin palabras no hay nada escrito.
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