Voy y vengo cada día. Es
lo primero que pienso cuando suena el despertador. Y si algún día fuera y no
volviera. Prefiero no imaginarlo; se me altera la hipocondría. Así que me
preparo un buen desayuno que me haga olvidar estos pensamientos. ¿De dónde me
salen? Si dejara fluir todo germen de pensamiento sería imposible vivirme.
Una vez en el vagón, al
cabo de un rato, ya no sé si voy o vengo. El caso es que me guía la inercia del
cuerpo. El sabe qué hacer conmigo. Como los bailarines, que tras múltiples
ensayos ya no tienen que pensar, su cuerpo les guía.
¿Y si solo volviera? Sin
haber ido antes. Eso quedaría muy bien en mi currículo, en la cuarta línea del
apartado de habilidades: “volvió antes de irse”. Sonrío. Me gusta la idea. Me
lo voy a proponer muy seriamente. Cuanto más lo pienso más creo que he nacido
para esto. No debo olvidarme de comentárselo a mi terapeuta; siempre me
pregunta por mis inquietudes.
2 comentarios:
Es que esta usted a vuelta de todo???..😉
Espero q vaya..lo viva..y vuelva a contar(me)lo..he dicho
Noor, más que de vuelta de circunferencia, ¡qué es peor!
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