17/9/09

Esto sí que no es literatura

Ni todos los métodos usados por la Inquisición y su querido Torquemada, ni todos los correctivos utilizados en Alcatraz superan una sola sesión de fisioterapia.

Médico: Usted está haciendo mal uso de su espalda.
Dintel: ¿Y cómo la puedo usar bien?

Médico escribe: diez sesiones de fisioterapia.
Dintel piensa: bueno, supongo que eso me hará sentirme mejor, menos cansada y con menos dolores de cervicales, dorsales y lumbares.

Hasta ese momento, todo era felicidad, expectativas muy buenas y ganas de usar bien las cosas, porque ya os podéis imaginar, para alguien que es tan perfeccionista como yo, descubrir que hacía mal uso de algo, le ha creado como una especie de onda sísmica cerebral que le ha llevado a tomar consciencia de la zona y a actuar como si de Alexandre y su técnica se tratara. Además, como es más fácil ver la paja del ojo ajeno, ahora me da por corregir espaldas vecinas, ya que para mí siempre ha sido más fácil la palabra que el acto. Pero a lo que íbamos, capítulo segundo: primer día de fisioterapia.

Dos amables y bellas fisios me indican dónde está el vestuario para cambiarme. Y así lo hago, me disfrazo con la ropa que me pedían, supuestamente de deporte (pues para diez sesiones pensé que no valía la pena vaciar Decathlon optimizando mi indumentaria) y cuando salgo a la primera sala de tortura me encuentro con todo de personas realizando lo que ellas llaman "ejercicios" indumentadas de la manera más chic que os podáis imaginar. Y ahí estaba yo, con mi calza larga azul casi hasta las rodillas, tres tallas más grandes de lo que me correspondía, unas rodillas blancas como la leche y varicosas como la hidrografía hispánica y una raya fronteriza desde donde bajaba hasta el tobillo la morenenez de haber llevado todo el verano unas bermudas de esa medida. Camiseta de color naranja (parece ser que la moda terapiosa es el blanco, el negro y el plateado). Total que lel primer ejercicio fue sobre mi vergüenza, que también parece que la uso mal.

Me estiraron en una camilla, me ataron el pie a una cinta y... pierna estaradaparriba, pierna estiradapabajo. Cinco minutos con cada. Cuando hubo pasado el tiempo, descubrí que mi bruxismo también me estaba ayudando a levantar las piernas. Me senté en la camilla exhausta y con nalgas doloridas (porque las abdominales y sus agujetas es otro tema a parte que aparecería al día siguiente) y la simpática y bella fisio me dijo: “pasa al box cuatro”.

Al box cuatro. Sí, y ahí había puerta. Qué miedo. Me sentaron en una silla, me hicieron quitar la camiseta y me empezaron a poner unas ventosas por toda la espalda que succionaban y daban unas corrientes eléctricas.

Fisio: Es para relajar los músculos.

Coño de relajo, han pasado tres días y aún tengo las marcas de las dichosas ventosas, es más, como cada día me las ponen en sitios diferentes, mi espalda está de lo más pop con esos círculos atopolinados de los setenta. Eso sí, del dolor que tengo en la espalda no hablo, porque estoy convencida que eso forma parte del buen uso.

Después de esos diez minutos, vino la fisio, ¿o debiera llamarle verduga?, y me llevó al box quince. Y yo, ilusa de mí, que pensaba que lo peor había pasado, resulta que me atan una cinta alrededor del cuello y la nuca que va atada a una cuerda que sube hasta el techo y pasa por una polea y en cuyo otro extremo del cabo (dejadme ser marinera) se cuelgan dos kilos de peso. No solo eso, que mientras estoy estirando mis vértebras en contra de la gravedad, me ponen dos focos de microondas uno en cervicales y otro en lumbares. Toma ya, y aguanta diez minutos más. Así, cual ganado en matadero me las tengo que ver cada día. Eso sí, con el calorcito del micro que con el tiempo llega a quemar.

Después de esto, cuando te sueltan, no te atreves a girar el cuello por si aquello del croc, ya sabéis. Así que te dejas conducir, como corderilla a la camilla de turno para seguir haciendo el castigo que toque, mientras que con el rabillo del ojo ves como las saetas del reloj de pared parece que den un paso adelante y cuatro hacia detrás, recordándome aquel dichoso juego de niñas en el que nos cogíamos por el hombro todas y cantábamos una estúpida canción que nos hacía avanzar más para atrás que para adelante.

Al final, cuando piensan que has cumplido por aquel día tu deuda con la sociedad, te dejan libre y te vas, lenta y pausadamente, intentando recolocar todo tu esqueleto en su acostumbrado mal uso, cosa que el cansancio y el dolor, ya se encargan de no dejarte hacer.

No sé si al final haré buen uso de mi espalda, no tengo ni idea, pero os aseguro que hago buen uso del descanso y sobre todo de la cama (recordadme que haga una oda a mi estimado colchón). Ah, por cierto, el insomnio ha desaparecido, no sé si el cansancio puede más o es que prefiero soñar a ver mi cruda realidad. A día de hoy, me faltan siete. Dadme ánimos o, mejor, dadme un trago, que siempre hace ver las cosas de otra manera.

23 comentarios:

Candela dijo...

Mejor la quiropráctica: sesiones semanales de cinco minutos, 45 euros (sale a 540 euros la hora). ¡Me están dejando nueva!

Irreverens dijo...

¡jojojojojo! ¡Ay, Dintel! Es que cuentas las cosas de una manera tan divertida y gráfica, que no lo puedo evitar: me desencajo, ¡jajajjaa!

Es que te he visualizado con tu indumentario fashion-chic y en todas esas posturas y... ¡me parto!
XDD

Pero tú, ánimo, mujer. Ya verás como el resultado es positivo.
:D

Miguelo dijo...

en poco sitios se está tan a gusto como en la cama

YoMisma dijo...

A mi también me duele todo ahora!!

Nunca ha pegado más el título de tu blog con el post...

jajaja

Suerte y ánimos,
YoMisma

இலை Bohemia இலை dijo...

Me ha dolido leerte...ayyyyyyy

PD: Me ha hecho gracia tu comentario sobre mi entrada,"Las medusas", no, la peli no va todo el tiempo de lo mismo. El video que puse no tiene nada que ver con la peli.

Te dejo aquí el trailer por si le quieres echar una miradita, es una bonita fábula israelí: http://www.youtube.com/watch?v=auYqkwrnOho

Y por cierto ayer me acordé de ti, me puse a ver una peli que se llama "Cosas insignificantes" y no tenía ni idea sobre que trataba (como tú con los libros) y me sorprendió gratamente...

Bss

spark dijo...

Pues para no ser literatura me ha gustado mucho lo que he leído.

Gracias por las sonrisas...

maslama dijo...

pro supuesto, ya sabes que por aquí siempre estás invitada a un trago

besos,

Calvin dijo...

Si te va la perfección, y sabes que los fisios sólo ponen parches, busca un profesor de Técnica Alexander. Te aseguro que vas a flipar.

Anónimo dijo...

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Ico dijo...

Bueno por lo menos se te quitó el imsomnio que creo que es lo peor de todo. y te salió alguien ofreciéndote ganar unas pelillas.. ja.ja saludos.

Blau dijo...

Dintel, jajaja pobrecilla, este fin de semana, si quieres, te acompaño a comprar una camiseta, plateada, faltaría más!

Besos

María dijo...

Yo llevo 14 sesiones y estoy muuuuuuuucho mejor. ¿Lo de que te atan con una cuerda es cierto? Porque yo he pensado muchas veces en que, te ponen un casco en la cabeza, te atan los pies y te estira una máquina y sales descontracturada y más alta...

marga dijo...

jajaja, me maté de la risa jajaja
ahora me voy a dormir más relajada, porque de mi postura mejor ni hablar

besos

Pena Mexicana dijo...

Ay Dintelita... pero como desearte que te mejores, si cada vez que te duele algo te las arreglas para divertir al personal con tus narraciones? pues bueno, sere generosa... que te mejores mujer, y que se te pase el dolor y aprendas el buen uso...

Nota: estoy usando un teclado que no me permite poner tildes, lo siento

Pena Mexicana dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Chuspi dijo...

jajaja!

Tanais dijo...

Dintel...lo siento pero es que me he reido un montón jajajajajajajajaja, así que circulitos en la espalda...podía ser ahora la feria de Abril...ya tendrías el vestido de Sevillanas juas juas juas

Anónimo dijo...

Pues...casi mejor que lo fuera...¿no?

Lucy dijo...

A mí no me hacen nada de eso, menos mal... Pero me hacen crujir todo el cuerpo para empezar (lo llaman manipular), y luego ya me "trabajan" las cervicales y la cara. Yo cada vez que voy es como si fuera a una tortura.
Muy bueno lo de la espalda pop, jajaja.

la cocina de frabisa dijo...

Mee mueeero, es que me he partido de risa con tu relato.

Parece un sesión de tortura, chica por favor si hasta mí me duelen las cervicales.

Espero que después de tanto agobio, hayas notado algo más que pavor :)

farala dijo...

jajjaaaaaa!!! y dices que... ¿no es literatura? jajjajajjaa: "unas rodillas blancas como la leche y varicosas como la hidrografía hispánica" jajjaaaaaa
(ay lo sieno, pero es que hasta dolorida escribes de pm)

mojadopapel dijo...

Jo, me reí con tu relato comicosadomasoca....jeje, pero ánimo.

Marcela dijo...

me solidarizo y te mando ánimos. Este verano tuve que hacer rehabilitación de un tobillo y vaya que me rehabilité, como que casi salí corriendo a pesar del esguince, hija, qué torturas.