1/12/09

Puente entre el dolor

Recuerdo cuando tenía 16 ó 17 años, una noche de verano, que me levanté, tal como hoy, en las mismas circunstancias, me abrigué, cogí mi libreta y me senté en la terraza a escribir. No tardó en amanecer. Estuve más de tres horas seguidas haciéndolo. Me había tomado un calmante, igual que hoy, y mi pluma se deslizaba tranquila sobre la línea de la hoja, soltando palabras de amor, que mi enamorado corazón albergaba en silencio. Entonces, cercana aún a la adolescencia, si no aún en ella, escribía poesía y tenía la esperanzada idea de publicar algo algún día. Sabía a ciencia cierta, y siempre con los pies en el suelo, que mis poemas carecían de calidad alguna, pero mi tesón y la cantidad de horas qué le dedicaba, me conferían la ilusión de que algún día podrían llegar a ser buenos.

Hace tiempo que dejé atras todos esos sueños, quizá delirios de juventud, que me hacían concebir el mundo mucho más asequible de lo que es en realidad. Esta noche, como la de hace años, por el mismo motivo, me hallo abrigada digiriendo un calmante que tarda en hacer efecto. En mí, se ha convertido en costumbre, después de tantos tiempo, acudir a la escritura para agilizar la espera. Pero esta vez, a pesar de que las teclas suenan de forma mucho más rápida que antaño, a pesar de que las palabras han sido escritas por mí, ya en infinitas de sus combinaciones, sé, con la esperanza convertida en la ternura que da el propio cambio de visión por la edad, que nada puedo esperar de lo que escribo, y, sin embargo, ¡terrible paradoja!, continúo escribiendo.

20 comentarios:

Raquel dijo...

Es el gusto por escribir, la maravilla de poder hacerlo. Te leo y me siento reflejada en lo que dices. El placer del rastro de la pluma en el papel y la sensación interior de lo físico y lo intangible siguen estando ahí. No tanto la certeza de que algo será de esos escritos. Es otra fase. Otra madurez.

Irreverens dijo...

Chica, a mí lo que me sabe mal es que tengas que ir tomando calmantes.

En cuanto al cambio de perspectiva que otorga la madurez, yo sólo puedo decir ¡que me en-can-ta!
:D

Miguelo dijo...

siento mucho q hayas de recurrir a calmantes :(

muuuuuuak

Pena Mexicana dijo...

Pues a mi me gusta lo que publicas aquí :P

Pena Mexicana dijo...

y en cuanto a lo de recurrir a calmantes... pues yo sentiría más que la gente tuviera que sufrir la ansiedad o lo que sea sin los calmantes, ea! que hay cosas peores en la vida, ya está bien de compasión :P

JESUS y ENCARNA dijo...

aunque te entiendo, no tengo la misma opinión, para mí tienes una gran capacidad de transmitir...
lo del insomnio es ya otra cosa, cuídate!
Muakatons
Encarna

Lucía dijo...

Pues yo creo que escribir sí que sirve para algo. No es como publicar, pero a mi sí me gusta leerte y supongo que a tus 38.441 visitas, también.

Besitos!

Anónimo dijo...

Teniendo en cuenta que NADA de lo que escribes aquí es autobiográfico, le diría a esa mujer madura que ya es escritora.

Candela dijo...

Porque escribir no es para ti un medio, sino un fin en sí mismo. Y a pesar de ello estamos quienes disfrutamos tus palabras, su forma y su mensaje. Yo agradezco tu escritura.

Siento solo lo de los calmantes. Un beso.

farala dijo...

y bienaventuradas las que te leemos, escritora que no publica (en papel)

Ico dijo...

No se escribe para publicar( al menos como intención inmediata) sino porque hay personas, entre las que me incluyo, que no pueden vivir sin hacerlo.. un abrazo

leo dijo...

Nunca digas de este agua no beberé, ni este cura no es mi padre.
Mejórate.

la cocina de frabisa dijo...

A mí, me encanta como escribes, digas lo que digas, me gusta tu prosa y la forma en la que relatas, hoy especialmente.
Es un lujo leerte.

Blau dijo...

Dintel, ciertamente una terrible paradoja.

Besos

Marcela dijo...

siento lo de los calmantes ¿me pasas uno??????? jajajjaa. A mí me gusta leerte.

Anónimo dijo...

Y nunca dejes de escribir.

Un fuerte abrazo.

A.Blume dijo...

A mi me encantan estas paradojas, que sin querer, creamos nosotros mismos.

Sandra Sánchez dijo...

Prueba a tomar otra cosa a ver...jeje...
;)

Tawaki dijo...

Escribir es como un bálsamo para el alma.

elojocadaver dijo...

cuando el alma es muy grande el cuerpo se queda pequeño y aquella se desparrama como el líquido que huye de la taza. Y tiene que ser así y es bueno para la taza, para el líquido y para el que bebe.