Así que sólo debía
preocuparse de qué se pondría, que no era cosa fácil. Ella no solía ir nunca de
negro. Abrió el armario y rebuscó entre la ropa que colgaba del lado derecho.
Ahí se iba almacenando la que no usaba. No tardó en encontrar una falda negra, se
la había tenido que comprar rápidamente para el entierro de una tía de Antonio.
La dejó sobre su cama y siguió revolviendo en el armario. De pronto, se quedó
estática, mirando un paquete que había encontrado escondido sobre el estante de
la cajonera, detrás de unos jerséis de cuello vuelto. Su respiración había
cambiado. Inhalaba el aire de forma más pausada y profunda. Se sentó a los pies
de su cama, sobre la falda que acababa de dejar. Desdobló el papel de seda algo
arrugado que envolvía una caja de corsetería. Dentro, doblada con sumo cuidado,
una combinación de satén, color negro, con una puntilla de encaje alrededor del
cuello y de los tirantes.
Siempre compraba
su ropa interior blanca y de algodón, toda de algodón, cosida incluso con hilo
de algodón, pues la otra le picaba, y ella prefería más ir cómoda que estar
bella. Desde hacía tiempo, era muy difícil conseguir ese tipo de camisetas o
combinaciones y tenía que ir a adquirirlas, expresamente, a una tienda de las
de toda la vida que estaba en la Plaza Universidad : La Torre , géneros de punto.
—Buenos días, querría una
combinación.
La dependienta, que ya la conocía, se fue
a buscar directamente la caja de las combinaciones blancas de algodón. Al
verlas intentó explicar con algo más de detalle lo que quería.
—Me gustaría que fuera de color negro.
—De algodón y de color negro no tenemos.
No se fabrican.
—Bueno, es que no tiene porqué ser de algodón.
—Bien. A ver si encontramos alguna —dijo
ya casi de espaldas mientras empezaba a leer las etiquetas de las cajas
perfectamente alineadas unas encima de otras—, va a ser difícil, porque
normalmente todas suelen ir cosidas con hilo de nylon y le picarán.
—No importa, la he de llevar muy poquito
tiempo —explicó sonriéndose para sí
misma al imaginar la escena. Dentro de poco iba a ser su aniversario de bodas,
y aunque siempre lo habían celebrado comiendo fuera, o yendo al teatro, o
haciendo alguna actividad especial, ella esta vez había pensado en algo más
pícaro.
—Ah, entiendo —sonrió cómplice la
dependienta—. Voy a ver si encuentro lo que busca.
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