10/6/19

Descubriendo a dintel


Hoy tengo reunión a las diez. Me he levantado pronto porque me gusta dejar la casa recogida. Así, por la noche cuando llego, me puedo dedicar el tiempo antes de irme a dormir. Ayer puse una lavadora a última hora de la noche. Pensé que cuando me despertase aun no estaría seca, pero hasta a la ropa le gusta llevarme la contraria. Me he puesto a planchar; no dejes para lo noche lo que puedas hacer recién levantada. Casi todo eran camisas. Las de invierno para doblarlas y guardarlas hasta octubre y las de verano para colgarlas en el armario. Me he acordado de mi intención de mindfulness y he prestado atención a lo que estaba haciendo. Me ha invadido rápidamente un gran amor hacia mis camisas. Un sentimiento que conocía aunque no era consciente. Las he planchado con  cadencia amorosa y dedicación, observando cómo desaparecían sus arrugas debajo de la plancha. Por los pantalones no siento lo mismo, al fin y al cabo son ellas las que me abrazan diariamente.

2 comentarios:

Juli Gan dijo...

Eso de disfrutar planchando ni con mindfulness me entra a mí. Cualquier otra cosa la haría con total atención gozando de la experiencia, pero no puedo con la plancha. Saludos.

dintel dijo...

Juli Gan, ja, ja, ja, a mí me relaja, planchar.