14/6/19

Hay cosas que son injustas


Ahora busco obsesivamente cucarachas rubias por casa. No sé si son celos de mi amiga porque ella tiene y yo no, o si es por descubrir si consideran mi casa apropiada para vivir. He sacado el zócalo de los muebles de la cocina y no he encontrado nada, ni tan siquiera una pequeña tijereta de esas del polvo que habitan en todas las casas. Luego he separado la nevera, el lavavajillas y la lavadora a ver si detrás, con el calorcito de los motores, habían hecho nido. Todo lleno de estepicursores y nada más. Se me ha ocurrido que lo mismo detrás del sofá encontraba alguna. Esperanzada lo he retirado en busca de unas antenas filiformes y de nuevo, nada. Al final he desistido de buscarlas y me he ido a la cama a leer. Tres veces he leído la misma línea. Me sentía bastante afectada por no tener ninguna cucaracha conviviendo conmigo. Me he levantado y he ido al armario donde guardo las herramientas. Me he hecho con un destornillador de pala. Primero, he separado los zócalos de las paredes, con mucho cuidado, por si había alguna, no asustarla. Después he empezado con las lamas del parqué. Con sumo cuidado las iba despegando una tras otra y numerando para volverlas a poner en su sitio una vez hubiera dado con alguna. Tras levantar la última y ver que no había ninguna cucaracha en mi casa, me he sentado apoyada en el montículo de las maderitas que había arrancado mientras me invadía una sensación de vacío y de soledad; ¡qué tremenda injusticia! Como buena resiliente en cinco minutos ya me he marcado un objetivo: autoinvitarme a casa de mi amiga para robarle una.

4 comentarios:

Yo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Yo dijo...

Leete La transformación, para tener Cerca la única cucaracha adorable

Yo dijo...

La metamorfosis quería decir!

dintel dijo...

Yo, ya he leído la metamorfosis, me encanta.