No todos los días deben ser buenos. Ya he aprendido que es
así. Y, es más, lo acepto. También soy consciente que a medida que avanzamos en
años nos es difícil mantener la ilusión sin que se erosione; ni mantener esa
energía que hacía que todo brillara y ni esa satisfacción que desbordaba los
límites de la piel. Ni ese amor intacto como el primer día. La monotonía va
haciendo mella y lo que antes era esplendor, ahora es costumbre y la costumbre
no necesita de la opulencia del sentimiento para perdurar.
Hoy es un día malo. Desde que me he levantado. Añoro estar
entre tus brazos y sentir esa intensidad de sentirme viva y de no ser
costumbre. Añoro tu piel, su olor dulce y cálido, su temperatura, su tersura.
Tus caricias mientras me hablas, sin excederte en el gesto. Tu forma de
cogerme, con cuidado, poniendo amor entre tus manos y mi piel, como si fuera
frágil, como si necesitara protección. Añoro esa plenitud corporal no exenta de
cierto sentimiento omnipotente. Añoro esa chispa, esa electricidad que saltaba
entre tú y yo cuando estábamos juntas; ese acariciarnos con la mirada por
guardar las formas y el secreto ante la gente.
Esa añoranza me hace sentir un ser fragmentado y me carcome
la desazón porque todo esto que añoro ya es historia, y la historia sirve para
contarla, y yo apenas puedo pensarla ni como acto contrario a mi consciencia.
Y, hasta tal punto siento ese amor perdido que me proporciona la extraña
sensación de no existir.
10 comentarios:
En esos días malos hay que intentar buscar lo positivo y ya sé que es fácil decirlo, pero... ¿por qué no...?
Un abrazo y feliz día.
lo positivo acá es el recuerdo, ese buen recuerdo de sensaciones... no está nada mal eh... saludos...
Efectivamente, los días malos a veces hasta van bien para pararse, pensar...
Aun así, agradezcamos que por lo menos, algún día hubo esa "energía que hacía que todo brillara", ya que hay mucha gente, que quizá no ha conocido esa sensación en la vida...
A ver si voy pasando más por aquí a leerte
El amor hay que abonarlo, día a día. No hay otra.
Y sí, hay días que pesan, pero otros brillará el sol.
Un beso.
Sin días malos no podríamos valorar los buenos. O eso me digo cuando los días malos (o rojos, como diría Holly Golightly en "Desayuno con diamantes") me atrapan.
Un abrazo!
Rafael, acepto el abrazo y el feliz día. Otro tanto para ti.
JLO, no sé cómo lo hago pero los recuerdos que tengo siempre acaban siendo buenos y no es que no me acuerde de los malo, no, lo que pasa que con el tiempo, no me parecen tan malos. Todo es vida.
Nosu, cierto, cierto, si se conoce el brillo es que alguna vez existió.
Pasa siempre que quieras, esta es tu casa.
Carmela, el abono es solo una variable y existen tantas que si no es una, es otra la que se descontrola.
hiro, me gusta eso de días rojos. Por cierto, creo que no ha visto ni he leído nunca "Desayuno con diamantes".
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