Pasear a estas horas de la noche por la ciudad casi
desértica, con el frío y el silencio por acompañante no ayuda mucho a sentirse
bien, sobre todo si vas con la creencia a flor de piel de que el mundo en el
que vivimos no recompensa. Digo el mundo, que no la vida, que aún no ha perdido
su relevancia. Camino apabullada por el frío y el dolor, con las manos en los
bolsillos. Un dolor que hace tiempo buscó un lugar en mi interior para crecer y
allí echó raíces sin que nadie le diera permiso.
Las noches como hoy son sinceras y laceran de tal manera,
que si alguien se cruzara conmigo se sorprendería al ver mi mirada vacía y
estúpida; porque es en estos momentos de noche, frío y silencio cuando el dolor
se me come per dentro.
5 comentarios:
Siempre he pensado que las noches así incitan al pensamiento.
y si lo que llevas dentro ahora mismo no es de tu agrado, se pueden hacer más gélidas todavía.
Un abrazo muy grande
https://similocuramedeja.blogspot.com/
Si me cruzara contigo creo que me gustaría darte un abrazo.
Besos.
Zhura, cierto, pero a veces pensamos más de lo que toca. Dentro lo llevo todo.
Laura, entonces deberíamos cruzarnos, ;)
No creo que tu mirada, fuese vacía ni estúpida.
mí tambien me gusta ir a los inicios de un blog y hacer un recorrido por su historia y tambien me gusta reller de vez en cuando tiempos pasados.
Me alegra haber conocido tu blog.
Un saludo
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