7/6/09

El maestro de almas

No entiendo qué tienen los libros de esta mujer que me abrazan mientras los leo. Los encuentro inteligentes, llenos de humor e ironía, a pesar de que suele tratar temas serios; los encuentro dinámicos y llenos de recursos lingüísticos. Y este dinamismo que encuentro en la trama hace que me capturen desde principio a fin.

El caso es que, leer uno de sus libros, para mí, es cómo tomarme un helado bajo la atmósfera fresca de unos abetos. Me hace soñar con ser escritora, pues leyéndola me quedo bajo la impresión que escribir es fácil. Tiene la capacidad de construir una novela, tejiéndola con una concatenación de palabras, de manera que una conduce a la otra de una forma tan lógica que parece que no exista otra manera de enlazarlas.

Ahora qué viene el verano, sólo me apetecen “helados” como este.

2 comentarios:

Ico dijo...

Pues con la comparación del helado me has convencido.. buscaré de ella que no la conocía... besos

Irreverens dijo...

Tú no cierres el blog en mucho tiempo, que de vez en cuando iré volviendo para buscar todas tus recomendaciones.

Hija, ¡es que no doy abasto!
:)