29/6/09

¿Alguien quiere una mosca?

Después de varios meses de trabajo intensivo y aprovechando que el día de hoy es algo fesquito, la Mosca Estremecida y yo nos hemos sentado en una soleada terracita a tomar un desayuno algo tardío, por la hora.

−¿Qué vas a tomar? −me pregunta la Mosca mientras se pasea, rápidamente, por encima de la letra impresa de la plastificada carta de sugerencias.

−Creo que me tomaré un buen bocadillo de jamón ibérico con pan con tomate y un café con leche −le he contestado decidida, pues siempre tengo claro lo que me apetece.

Al acercarse la camarera a nuestra mesa, la Mosca Estremecida vuela hasta mi hombro y dice:

−La señora tomará un bocadillo de jamón ibérico con pan con tomate y un café con la leche natural y yo quiero −añade mientras se frota las patas delanteras y la probóscide se le hace agua− una pequeña piel de naranja de aquellas en las que la pulpa se ha quedado pegada. Nada más, gracias.

Cuando la camarera se da la vuelta para irse, la interrumpe:

−Perdone, si puede ser que la piel de naranja sea pelada del día.

Me miro la mosca con cariño, me hace gracia cómo ha mimetizado algunas de las costumbres de los humanos; desde hace un tiempo, siempre es ella quien hace la comanda cuando tomamos algo en un bar o comemos en un restaurante.

Vuela hasta el extremo opuesto de la mesa circular, me mira fijamente y me pregunta:

−¿Qué piensas?

No sé cómo se lo hace, siempre me adivina el momento en que me enternece y no puedo decírselo porque se volvería mucho más creída de lo que es.

–¿No me lo vas a decir?

–Pensaba que al final de todo hasta me caerás bien.

–No dudo –me dice totalmente convencida.

–¡Mírala qué creída! Si es que no te puedo decir nada bonito.

–¿Sabes lo que ocurre? –me pregunta sin esperar respuesta y creando un silencio de tensión –, que tú y yo, en el fondo, pensamos igual y si yo te cayera mal eso indicaría que no te soportarías a ti misma.

Suerte que llega la camarera con nuestro desayuno porque ha evitado que la aplaste en un abrir y cerrar de ojos. La Mosca me lee el pensamiento y se ríe:

–¡Supongo que no quieres testigos!

Estoy a punto de contestarle pero no encuentro qué decirle. Prefiero empezar a preparar mi primer bocado. Siempre consigue ponerme nerviosa. No me parezco a ella ni en pintura. ¿O sí?

–¡Anda, calla y come! –decimos las dos a la vez.

13 comentarios:

Blau dijo...

No me gusta tener animales en casa, pero visto lo visto, seré compasiva y daré asilo a la pobrecita de la estremecida.

Feliz inicio de semana.

Besos

María dijo...

Ja, ja, ja... con el verano ¡ha vuelto la mosca!

Calvin dijo...

Anda, no me acordaba de lo que me gustaba la mosca estremecida :)

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Sandra Sánchez dijo...

Se ve que la mosca está supersegura de sí misma...jeje
;)

migrante dijo...

Ya era hora de que volviera!, se la extrañaba un poquito.
Bso.

Gromit dijo...

Mmm...
Curioso...
Parece una mosca simpática y agradable...
Aunque tengo una duda... ¿Quién pagó la cuenta?

la cocina de frabisa dijo...

Mi hijo me ha traido de China una raqueta para la caravana que electrifica moscas. Aún no tuve ocasión de usarla y no te la voy a recomendar porque hay que reconocer que tu amiga-mosca es todo un personaje y me cae fenomenal.

Me encantan las historias de tu mosca, quiero más.

un beso

Ico dijo...

No la he seguido, una vez la vi morir en una motocicleta no??' será que tiene muchas vidas.. pero difiero.. se parece a ti..

Mármara dijo...

Ya estaba echando de menos las ocurrencias de tu Mosca. Por cierto, si quieres (y ella acepta) puedes mandarla de vacaciones, aquí. Aparte de que la temperatura es ideal, en verano, pongo a su disposición un frutero repletito de fruta, de temporada.

Raquel dijo...

Sí, quiero esa mosca, no cualquiera sino la estremecida. Ya la estaba echando de menos.

Calvin dijo...

Mármara, que va a faltar Asturias para tanta bloguera... espera, ¿qué haces invitando a la mosca?! ¡¡Invita a Dintel!!

Mármara dijo...

Asturias ye mucha Asturias, my Dear Canyon (of Colorado), no te has de preocupar por ello, oyes. Lo malo sería que se me amontonara e trabajo, pero como sois muy organizaditas, hasta váis escalonar vuestras visitas, así no hay problema.
Oyes, Dintel, que si quieres venir con la Mosca, ven, ¿eh?