15/12/16

Sonreír

Sonreír activa las neuronas espejo de los demás y estos sonríen al cruzarse contigo. Estoy convencida que unos segundos después siguen pensando en mi sonrisa y el porqué de ella. Hoy, poca gente sonríe por el mundo.

El día que salí del infierno, después de tanta amargura e inseguridad, al dar el primer paso y notar suelo firme me atreví a dar el segundo. Permanecí expectante. No pasó nada y entonces sonreí. De esto hace más de un mes; sigo sonriendo. Incluso en casa, bajo ese nuevo manto de soledad, sonrío.
No fuerzo la sonrisa. Sonrío porque es lo que me sale. La alegría y la paz que siento han convertido mi acostumbrado y arisco mohín de vida en una apacible paz interior que se asoma en forma de sonrisa.

A esta sonrisa la acompaña una despreocupación que me confiere una sensación de libertad absoluta. Tanto tiempo temiendo las consecuencias de mis palabras, de mis actos. Tanto tiempo justificando perogrulladas de mi vida, ¿cómo no voy a sonreír? Decidme, ¿cómo no voy a sonreír?

No hay comentarios: