No soy una persona a la que le importe el dinero, mientras
gane lo que me corresponda y tenga para vivir, ya soy feliz (porque no me queda
otra, supongo).
Durante mis treinta años de vida laboral, he tenido que
participar en regalos de nacimientos de hijos de compañeros, de bodas, de
jubilaciones, de cumplir 50 años y seguro que de alguna cosa más que me olvido
en este momento. Ah, sí; trabajé en una empresa que cuando se cumplían los
cuarenta años se les regalaba un anillo de oro.
Yo no me he casado, ni he tenido hijos, ni estaba en esa
empresa a mis cuarenta años. No me he jubilado, ni me han tenido que regalar
nada en ningún momento. Pero siempre, siempre, me toca pagar. Creo que si
hubiera guardado todo el dinero que he ido poniendo para regalos de compañeros,
ahora podría comprar con toda tranquilidad, porque me sobraría y todo, un vuelo
de ida y vuelta a Nueva York para dos personas. Pero como no lo hice, no me queda
otra que dar una vuelta por Google Maps. En fin.
4 comentarios:
Jajajaja cuánta razón, en nuestro trabajo sólo ponemos despedida, jubilaciones, y para coronas de familiares fallecidos.
Nuestra directora, algún año nos sorprendia el día de la mujer ,con un detallito a todas las mujeres del trabajo .Ahhh y menos mal que el amigo invisible ese de Navidad lo quitamos
Nabila, me había olvidado del mundo coronas familiares fallecidos...
Cuanta razón, a mí también me daría para pillar algún avión, jeje
Karol, seguro, sin lugar a dudas.
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