23/12/18

Al final, se impondrá la noche despiadada


Me retuerzo en la cama como una culebra a la que se le ha quemado la cola porque la soledad abrasa igual que si de fuego se tratase. Salpico de tristeza mi almohada que ya no huele a ti a fuerza de besarla y de abrazarla. Quién sabe del deseo implacable autoaniquilado. Me sostiene el lado oscuro entre murmullos. No. No fue un amor desgastado. Fue un amor incontrolado lo que está acabando conmigo.

¡Levántate! Abandona cualquier quejumbre y vuelve a derramar palabras, me digo. Debo volver a caminar, a charlar, a respirar. Debo moverme y avanzar. No puedo pensar. La noche sigue y me engulle. No soy ningún héroe. Me dejo llevar.

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