21/12/18

Tarde de películas


Agotada me he postrado en el sofá, con un cuenco de endivias troceadas, salmón y sésamo y una botella de agua. He encendido la tele y he buscado alguna película que pudiera gustarme.

“Marie Curie” ha sido la elegida. Lo que más me ha gustado ha sido que el relato era desde su primer Nobel hasta el segundo. Anteriormente ya había visto otra  película que era la del descubrimiento del radio y la radioactividad. Me ha gustado mucho el tratamiento que se hace del tema. Siempre que veo una película biográfica pienso que por qué no veo más, pues me suelen gustar mucho. Así que acabada esta me he lanzado a buscar otra y me ha gustado muchísimo más que esta por el desconocimiento del tema.

Lou Andreas-Salomé ha sido la segunda de la tarde. La he empezado a ver pensando que no me gustaría, y ha sido todo lo contrario, me ha apasionado. Me ha fascinado la vida de esta mujer totalmente desconocida por mí. Su padre, al morir, le deja una  nota que dice: “Conviértete en lo que eres”. Ella tenía unos 16 años y realmente vive su vida atendiendo al consejo de su padre. Conoce a Nietzsche, a Rilke, a Freud y a Tolstoi. Rilke, en la película, recita ese poema suyo que a mí tanto me gusta:

Apaga estos ojos míos: no dejaré de verte,
si me tapas los oídos podré igualmente sentirte,
y podré sin pies ir hacia ti
y sin boca podré aún conjurarte.
Quítame los brazos y te cogeré
con mi corazón como si fuera una mano;
párame el corazón, latirá el cerebro;
y si a mi cerebro prendes fuego,
entonces te llevaré en mi sangre.

Cuando veo este tipo de películas en la que los personajes viven experiencias tan ricas me muero de envidia porque me encantaría vivir este tipo de experiencias. Recuerdo que hace mucho tiempo, cuando era joven tuve la suerte de conocer a un grupo de intelectuales que se reunían una vez al mes para cenar y tratar algún tema. Durante un tiempo estuve asistiendo a sus reuniones. Siempre esperaba con impaciencia que fuera el primer viernes de mes, porque era cuando nos citábamos. Éramos jóvenes y emulábamos a los que en otra época también lo fueron. Nos vestíamos con tejano negro y camisa o camiseta negra y, unos 11 o 12, acudíamos a la cita. Nos solíamos despedir cuando ya el sol hacía rato que despuntaba. Antes de volver a casa, compraba la prensa para leerla en la cama al día siguiente. Ahora esos tiempos me quedan muy lejanos.

7 comentarios:

Yo dijo...

Que MARAVILLA de poema. Y la frase del padre también..

dintel dijo...

Yo, ese poema es el que me gustaría haber escrito a la persona que amo.

Nabila dijo...

Dintel escribeselo, nunca es tarde.
Feliz Navidad y que se te cumplan todos tus sueños y que el año que está apunto de entrar nos sigas regalando tus palabras y emociones .
Abraazos

Ripley dijo...

las películas sobre la vida de alguien siempre nos hacen pensar sobre la grandeza de esas personas y sus vidas , vividas ....y nuestra vida y lo que nos hubiera gustado vivir y no hemos vivido.buen post

Yo dijo...

Yo creo que de alguna manera cuando lo sientes tan tuyo, es casi como si se lo escribieras.
Me acuerdo un post tuyo que se llamaba "Buscame" que en algo (supongo que en la incondicionaldad) me lo recuerda, y que por cierto cuando lo leí también sentí algo parecido a lo de "me gustaría haberlo escrito yo"

dintel dijo...

Nabila, lo intentaré. Feliz Navidad para ti también.

dintel dijo...

Ripley, bienvenida de nuevo. Totalmente de acuerdo en lo que dices.