6/1/10

Filosofía de cama

Cuando nada vale la pena y el todo es ese nada vamos a tener que cambiar la concepción de pena”.

Con este pensamiento, con voz grave y fantasmal, de cadencia lenta y ponderada, me ha despertado esta madrugada la Mosca Estremecida. Y yo que tengo el sueño más leve que ha existido en la faz de esta tierra me he pasado el resto de la noche analizando su máxima, mientras ella se ha girado de espaldas ha cogido la punta de la funda de mi almohada y se ha tapado, acurrucándose mimosa en el calor de la cama y se ha quedado profundamente dormida. Yo ya no he pegado ojo, por supuesto.

Cuando el sol ha empezado a invadir mi habitación, porque hoy sí que ha salido el sol, la Mosca, ha sacado cuatro de sus patitas de debajo de su “sábana” y se ha desperezado entre una serie de grititos de placer. De un salto se eleva medio metro y se mantiene quieta agitando sus dos alas. Es su gimnasia matutina. La primera vez que la miré con extrañeza hacer eso, me dijo:

−¡Siempre listos! Lo aprendí en los flies scouts.

Ni arquear la ceja pude, de lo sorprendida que me dejó.

−¿Has pensado en la frase que te dije añoche?

−¿Qué si he pensado? Claro que he pensado. Me desvelaste y no he tenido más remedio que pensar en ella.

−¿Y qué, qué te ha parecido? −me pregunta inquieta.

−Pues que es graciosa.

−¿Cómo que es graciosa? Es profunda, aunque no lo quieras admitir, porque eso querría decir que una mosca puede ser tan filósofa como el más filósofo de los humanos.

−Es profunda, lo admito, a la par que graciosa.

−Si a mi frase la encuentras graciosa, vas a tener que cambiar el concepto de graciosa −y dando media vuelta, se va hacia el cuarto de baño, oigo el sonido de su cepillo eléctrico un segundo antes de oír como cierra la puerta del baño con un portazo.

Me gusta hacerla rabiar, y más cuando me ha tenido la noche despierta. He pensado mucho en su frase, aunque nunca se lo voy a reconocer. Conozco a varias personas a las que les daría este consejo, pero creo que si me leen, sabrán que ellas son quienes lo necesitan. Yo lo hubiera necesitado en algún momento de mi vida. Anda que no estuve perdida, a la deriva y lo que es peor, en un pozo, buscando alguna pluma que quemar para poder resurgir. Pero todo eso pasó a la historia. Me queda lejos. Ahora mi mayor problema es resistir a la gran presión psicológica que supone tener como compañera de piso la Mosca Estremecida.

10 comentarios:

María dijo...

La Mosca no se va a marchar nunca... asúmelo... y ¡a disfrutar!

iTxaro dijo...

Cagüen con la Mosca... si aún va a tener razón y todo...!!!

la cocina de frabisa dijo...

Hola, Dintel!!!

Qué alegría volver a visitarte y además, me encuentro con tu mosca que tanto me gusta.

Paso un minuto a desearte un feliz año, con el deseo de seguir leyéndote durante el 2010.

un beso

Elena Casero dijo...

No sé si pedírtela durante un tiempo.

Besos

Raquel dijo...

A mí tampoco me importaría nada tenerla por compañera de piso una temporadita. ¿Se puede?

Ico dijo...

Nada de pena, eliminar todo lo que no valga y aceptar todo lo que venga...un beso y feliz entrada de año...

Irreverens dijo...

¿Lo de "pela" y "pena" es un juego de palabras o un lapsus teclae?

maslama dijo...

hola guapa;
curiosos compañeros de cama tienes.. acabarás cambiando nuestra concepción de «mosca»

feliz año nuevo, para ti y para todos tus seres queridos

besos,

Masakoy dijo...

Estoy con Irreverens ¿Es un juego de palabras?
De todas formas dale a la mosca un moscal para que se busque un mosquito y te deje dormir que si no vas apañada.

Hasta el infinito y más allá.

Mármara dijo...

Chica, Dintel, no te has de deprimir, que esta Mosca tuya es un portento. Eso sí, yo que tú le rogaría que se abstuviese de según qué comentarios a según qué horas.