4/7/14

Marchando una de tren

Estoy nerviosa ¿Por qué me pasan estas cosas a mí? ¿Me he vuelto una psicótica? He subido en el tren como siempre, con las personas habituales que suelen viajar conmigo. Algún saludo al entrar, son ya muchos años los que nos vemos cada mañana. Nada más sentarme reparo en un bolso masculino abandonado en la repisa destinada a ubicar las bolsas y maletas durante el viaje. La gente se suele sentar justo debajo de donde ha depositado sus pertenencias, es la mejor forma de no perderlas de vista. Pues debajo de esa bolsa, nadie.
Mi primer pensamiento ha sido: “se la han olvidado”. Pero este pensamiento solo ha sido para despertar una sombra de inquietud: “¿Y si…? No, no, no puede ser. Pero, ahora vuelven a estar en pie de guerra… ¡Va, veo fantasmas donde no los hay! ¿Y si…?”
Como en estas ocasiones, “mal de muchos consuelo de tontos”, me he puesto a mirar  a otros viajeros a ver si se habían percatado del hecho. Todos viajaban tranquilos, conversando, dormitando, leyendo o movileando (debiéramos inventar ya el verbo, ¿no?). De repente, me he fijado en que había una pareja y el hombre miraba fijamente su reloj de pulsera, no levantaba la vista de él. Mi corazón ha empezado a palpitar a gran velocidad: “debemos estar de cuenta atrás”, he pensado.
─Próxima estación….
Cuando ya no podía más, mi tensión agarrotaba mis músculos y mi mente, las mandíbulas apretadas la una contra la otra y ya casi dispuesta a salir disparada para ir al otro vagón, se ha levantado el señor que miraba fijamente el reloj, ha cogido la bolsa, se la ha puesto en bandolera y ha bajado del tren, después de darle un besazo a su chica.
Ahora sigo nerviosa pensando: “¿Y si la historia me domina y empiezo a chillar y a acusar? Hago el ridículo como nadie. ¿Qué pasará el día que no pueda dominar mi mente y en consecuencia mi miedo? ¡Qué cosas me pasan!, porque he estado a punto de montar el numerito, de verdad. ¿Es esto la vejez?

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