Suena así de raro pero me han redescubierto la biblioteca.
Años y años haciendo trabajos de investigación y sacando libros para documentar
mis obras de teatro, en bibliotecas de la diputación o especializadas, modernas
o antiguas, de madera, con grandes ventanales adornados con vidrieras y me
había olvidado de su existencia. Sí, así como suena. Un día dejé de ir a las
bibliotecas, es bien sabido que la vida nos va cambiando y de mi mente
desapareció la costumbre y el recuerdo. Hasta este sábado.
─Jo, mira esta guía, qué cara.
─Podemos mirar si la tienen en la biblioteca.
─La-bi-blio-te-ca ─pensé.
Y ahí qué fuimos. Fijaos. El carnet de la biblioteca es de
por vida, pues a mí me habían dado de baja.
─A veces limpian archivos.
Haciendo cálculos, creo que hacía más de veinte años que no
iba.
Esta, que es la que me corresponde por distrito tiene tres
plantas dedicadas a ella. Es absolutamente moderna. Te puedes llevas hasta
quince libros. Recuerdo que en mis inicios solo podías sacar tres de golpe.
Nada más entrar vi la sección de cómic y ahí que me fui. Me vine a casa con
seis libros. Cómo pesaban, pero me daba todo igual era absolutamente feliz de
haber encontrado este filón. Además, en la biblio se estaba fresca, cómoda y
silenciosamente.
El primer cómic que he leído ha sido este, Nela, basado en
una novela de Benito Pérez Galdós titulada Marianela. La adaptación a cómic me
ha gustado. Las líneas del dibujo son sencillas y limpias y en vez de estar pintado
se rellena con un tramado en blanco y negro. La historia es un sencillo cuento
con el dramatismo propio de los cuentos de aquella época. Me ha gustado leerlo
y he disfrutado con su lectura. No es de los que me haya arrebatado y considere
indispensables para leer. Pero si se tiene la oportunidad, no debe dejar de
hacerse.
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