Por razones que no viene a cuento, desde hace unos meses, la
progenitora de la Niñadelscollons ha venido a trabajar a mi empresa, no está en
mi sección, pero nos vemos a la hora del café y alguna que otra vez comemos
juntas.
Parece ser que hoy, como tenía a la niña enferma y no tenía
con quien dejarla, la ha traído a la oficina. No voy a comentar que también ha
traído los miles de virus que llevaba dicha preciosidad con ella.
El caso es que hoy, apenas dos horas después de entrar a
trabajar, a los directivos les ha dado por hacer el simulacro de incendio anual.
De repente empieza a sonar una sirena y debemos abandonar el
puesto de trabajo cerrando todas las ventanas, que con el frío que hace ya
estaban cerradas, y cerrando también las puertas para salir en orden sin utilizar los ascensores. Y
nos tenemos que reunir en un pequeño parque, que más que parque parece bosque
por la cantidad de pinos que hay y por una especie de incipiente sotobosque que
aparece en el suelo de tierra, hasta que vienen los directivos a buscarnos una
vez calculado el tiempo de desalojo.
Cuando he llegado a dicho ya me he encontrado a madre e
hija, esta última con la nariz roja de tanto sonarse, las mejillas sonrosadas
por alguna décima presente y los ojos llorosos por la congestión. La primera en
hablar ha sido la Niñadelscollons y con una absoluta voz nasal y con la
pedantería que le caracteriza me ha dicho:
─Madera. Oxígeno. ¿Hola? ─mientras movía sus manos a ambos
lados de su cabeza a gran velocidad y con gesto repetido.
Creo que este sarpullido que tengo ahora y este incipiente,
aunque ya doloroso, herpes labial que corona la comisura derecha de mis labios se
debe a mi gran contención de esta mañana.
2 comentarios:
Jajaja, es que la contención en el trabajo es malísima, a mí cada vez me cuesta más.
Abrazos
Nabila, mira que si cuesta que no me contengo. Soy un volcán en explosión.
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