Recuerdo que un día, susurrando, la vida regresó y con ella la luz recubrió los bordes de mi persona matizando contornos. Mis sentimientos empezaron a brillar apoyados contra la mañana. Junto con sus rayos te estabas filtrando en mi interior y este pudo abrazarse, por fin, a la plenitud, a su plenitud. Que aparecieras era un fin necesario para poder flotar en mi anterior intrincada vida.
Me besaste tentadoramente y vertiginosa fue la respuesta: me aferré a tu beso mientras mis labios escrutaban ese contacto con toda minucia. Y fue entonces, en ese momento en que nuestras bocas no querían separarse, cuando todo se tornó evidente: te amaba y me amabas. Sonreímos y nos acariciamos, sin tiempos y sin prisas.
Qué placidez se adquiere cuando abrazas la certeza.
10 comentarios:
La luz siempre está, aunque hayan temporadas opacas.
a por la luz¡¡¡
Mmm... sí, qué placidez... que dure.
Besos
que dure, nada como la claridad
besos
Certezas para quien? lo que para mi puede serlo claramente para otros puede no serlo.
:(
Me gusta lo de abrazar la certeza...
;)
que sentimiento mas gozoso, besitos
Abrazar la certeza, nada como eso.
Nada más hermoso que la certeza...
eso debe dar mucha paz, verdad?
Muchos besicos para ti
Encarna
Qué placidez se adquiere cuando abrazas la certeza.
Auténtico!
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