18/2/08

El cuento número trece

Al más viejo estilo dickensiano o wilkicollinsiano, Diane Setterfield monta una historia, en el fondo rocambolesca, que atrae en la primera línea de lectura. El encadenamiento del drama humano y el conocimiento por parte del lector de que existe una información oculta que sólo se nos revelará si llegamos al punto del desenlace, convierte la lectura en un misterio para desentramar. ¿Los datos? En su mayoría nos son dados, sutilmente. Se necesita una mente capaz de archivarlos para llegar a la conclusión a la que llega la protagonista, desvelando así el misterio. Realmente, si en el momento que Margaret, la protagonista, relee todas sus notas, nosotros, los lectores, volviéramos a releer el libro con los datos en la mente desde el principio, creo que algunos podrían llegar a la conclusión que llega Margaret por si mismos. Eso es lo que me gusta de una buena historia, que los datos estén dados con la proporción y el equilibrio que toca al ritmo de la historia y que el propio lector sea capaz de hacer sus inferencias para llegar a las mismas conclusiones que el protagonista, aquel con el que, de alguna manera, empalizamos.

No diré que ha sido un buen libro, no soy experta en el tema, pero sí que he disfrutado mucho con su lectura, de aquella forma infantil en que no encuentras nunca el momento de dejarla para irte a dormir, y que si tu madre viniera a apagarte la luz porque ya “era hora”, hubieras seguido leyendo con una linterna, bajo las sábanas.

3 comentarios:

Lucía dijo...

A mí me gustó muchísimo este libro.

Sabía que el estilo narrativo me recordaba a algún otro escritor y ahora me lo has descubierto tú; a Wilkie Collins!!

Blasfuemia dijo...

Este libro lo tengo, así que caerá. De momento sigo peleándome con el erizo... y con Lessing.

Sandra Sánchez dijo...

uyyy pues por lo que cuentas apetece leerlo...apunto, pues.
Por cierto, he cogido hoy de la biblioteca "la elegancia del erizo" siguiendo tu recomedación...ya te diré cuando lo acabe (no soy tan rápida como tú jaja).
Gracias por compartir tus gustos literarios Dintel.