3/2/12

Agua que no has de beber...

Desnuda caminabas hacia mí. Llovía. Cada gota memorizaba tu cuerpo haciendo resbalar sus hipótesis plateadas por tu piel. En el seno derecho, dos de ellas profundizaban la curva, se revelaban contra la gravedad, pretendían que el calor las hiciera evaporar. El resto de gotas, vestimenta oportuna, se unía al débil latido de lo subyacente, nuestro atrofiado amor.

1 comentario:

Pena Mexicana dijo...

lo siento, he amanecido un tanto prosaica... y al leer esto, con el día que hace he pensado: BRRRR qué frío!