Cuando la vida no es como queremos, que ocurre la mayoría de
veces, y nuestras ilusiones, se ven troncadas por opiniones ajenas, solo se
puede hacer una cosa: plantarse delante de un espejo y mirarse directamente a
los ojos. Ahí podrás comprobar que sigues siendo dueña de tu vida. Tan solo
tendrás que contemplar tu imagen y buscarte la sonrisa, verás cómo sonreirás, no lo dudes. Deja que
las rabias y las impotencias se disipen, sabrás, observándote, que estás por
encima de todo. Busca la calma en ti misma, que existe, y descubrirás que no
pasa nada. Todo es fácil si se comprende, y las armas de la comprensión llevas
tiempo afilándolas. No te sientas presionada, si no eres tú la que buscas la
presión; sigue con tus tiempos, tus espacios, tus ritmos. No permitas que tu
mano tiemble si no es para acariciar lo efímero, o lo muy querido, todo aquello
que con el mero tacto se marchitaría. Búscate a ti y te encontrarás, sentada en
la cumbre del saber emocional, en la cima de la seguridad, en la cúspide de la
tranquilidad, en el máximo apogeo de tu persona. Naciste sabia. Y si miras
bien, desde la serenidad, advertirás que no te hallas sola.
Haz caso del famoso dicho dinteliano:
"lágrimas que no hacen
crecer, no las dejes correr”.
2 comentarios:
me gusta muuuuucho
qué guayyyyyyyyyy!!!!
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