Pero a veces lo que nos parece favorable nos desfavorece;
así que esta ha caído sobre mí como si fuera una losa y el desasosiego que
sentía ha aumentado. De inmediato, como instinto protector, me he puesto de
cuclillas y me he sentado en el suelo abrazando las rodillas, buscando esa
posición fetal que nos hace parecer indefensos, pero que de alguna manera,
acuna ligeramente el malestar del corazón.
El agua seguía cayendo sobre mí, pero de una forma menos
punzante, parece ser que la postura es en realidad más protectora de lo que pensaba.
Volver al vientre materno. Sin haber tenido contacto con nadie. Sin que te hieran,
ni decepcionen, ni se aprovechen de ti, ni te rechacen. Volver a ese útero protector y cálido que no dejaba
entrever la realidad de la vida. ¡Quién pudiera en estas ocasiones!
Queriendo aplacar el dolor, mis dedos han encontrado el
camino hacia mi sexo, han pasado la frontera hasta su interior y me han acariciado.
Les gusta tomar las riendas de mis actos, han paseado entre mis labios para llamar
la atención a mis pensamientos. No hay nada más patético que masturbarse
llorando, así que no me ha quedado otra opción que tragarme las lágrimas y dejar
a mis manos hacer, conocen bien el camino hasta el orgasmo. El agua al final,
cómplice, ha acabado ayudando.
Tras el clímax, nada había cambiado. Qué tristeza levantarse
del plato de ducha pensando: ¡qué me quiten lo bailado!
2 comentarios:
Lo importante es levantarse.
La masturbación mas allá de satisfacer el instinto, muchas veces es la forma más directa de sentirse a una misma. Saber que estas viva,que sientes, que existes más sobre la pena y las vicisitudes de la vida.
Levantarse después de haberte sentido es estar preparada de nuevo, para seguir existiendo.
Animo, estas viva!!
Un abrazo
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